Erik Prince, un magnate de la seguridad privada con vínculos con la administración Trump, sostuvo conversaciones secretas en Caracas el mes pasado con la vicepresidente de Venezuela después de informar a al menos un alto funcionario estadounidense sobre sus planes, según personas familiarizadas con la situación.
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Prince, antiguo SEAL de la Marina estadounidense y fundador de la controversial firma de seguridad privada Blackwater -quien a principios de año había lanzado un plan para derrocar al líder socialista del país, Nicolás Maduro- propuso un acuerdo de negocios e instó a la libertad de seis ejecutivos de Citgo encarcelados durante su reunión con la vicepresidente Delcy Rodriguez, según una de las personas.
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Hace unos días, los empleados de Citgo fueron transferidos a arresto domiciliario desde la prisión, donde habían permanecido durante dos años. No está claro por qué fueron trasladados o si la solicitud de Prince tuvo algo que ver. Citgo es el brazo estadounidense de la compañía petrolera estatal de Venezuela.
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El viaje fue una iniciativa de Prince, no de la administración, pero dejó que al menos un alto funcionario lo supiera. No está claro si estaba llevando un mensaje oficial o si viajó principalmente por negocios.
Una persona informada sobre la reunión dijo que Prince sugirió enviar personal para capacitar a la fuerza policial del país, así como proteger a los jueces y candidatos políticos para ayudar a allanar el camino para nuevas elecciones presidenciales.
GIRO EN U
El viaje de Prince puede ser la última señal de un cambio en la política de Washington hacia Venezuela, a medida que el presidente Donald Trump pierde la confianza en que el líder de la oposición, Juan Guaidó, pueda derrocar a Maduro.
También marca un cambio de sentido para Prince, cuyo plan anterior pedía que miles de soldados contratados expulsaran a Maduro, luego de que Estados Unidos reconociera a Guiado como el legítimo líder de Venezuela en enero. Más tarde, se informó a Maduro sobre la visita de Prince, dijeron las personas, lo que sugiere un posible canal informal entre dos líderes que se han criticado en público.
Rodríguez, cercana a Maduro, ha sido sancionada por el gobierno de Estados Unidos y discutir cualquier negocio con ella sin permiso va en contra de la ley estadounidense. Los mensajes en busca de comentarios de Prince en dos de sus compañías no fueron respondidos, ni tampoco los enviados a Rodríguez. Jorge Rodríguez, su hermano y ministro de Información, respondió: "sin comentarios". La Casa Blanca no respondió de inmediato.
Elliott Abrams, enviado especial del Departamento de Estado a Venezuela, dijo que el departamento no tenía conocimiento de la reunión de Prince. "Ni la reunión ni las ofertas hechas fueron en nombre del gobierno de Estados Unidos y, a primera vista, tales ofertas parecerían violar las sanciones de Estados Unidos", dijo por correo electrónico. "Estados Unidos apoya plenamente a Juan Guiadó y espera su reelección como presidente de la Asamblea Nacional. Él es el líder de la oposición y el símbolo del cambio democrático para los venezolanos; personifica su lucha por restaurar la democracia en su país".
La semana pasada, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, se reunió con altos funcionarios para reexaminar el impulso de un año de la Casa Blanca por una transición democrática en Venezuela. Sin embargo, tras no lograr derrocar a Maduro en un levantamiento en el primer semestre, Guaidó está perdiendo capital político.
A principios de este mes, la legislatura venezolana lanzó una investigación sobre un posible tráfico de influencias entre los legisladores de la oposición. El 5 de enero, la Asamblea Nacional votará si Guaidó sigue siendo su presidente.
Prince, heredero de una fortuna multimillonaria y hermano de la secretaria de Educación, Betsy DeVos, se hizo un nombre como contratista de seguridad privada. Durante la Guerra de Irak, el gobierno de Estados Unidos contrató a Blackwater para proporcionar seguridad a las operaciones del Departamento de Estado allí. En 2007, empleados de Blackwater mataron a tiros a civiles iraquíes en la plaza Nisour de Bagdad, lo que provocó una condena mundial. Uno de sus principales clientes es el gobierno chino.
También ha sido interrogado en investigaciones sobre la intromisión rusa en las elecciones de 2016, sobre si trató de establecer un canal de comunicación informal entre la administración Trump y el Kremlin. China y Rusia siguen siendo dos de los patrocinadores más poderosos de Maduro. Prince, un destacado donante de Trump, también ha trabajado con el exjefe de campana de Trump Steve Bannon, en un esfuerzo por construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México, entre otros proyectos.
Bloomberg