Los enfrentamientos que dejaron tres muertos en protestas antirracistas en Estados Unidos avivaron el temor de una escalada de violencia mientras el país, profundamente dividido, se acerca a elecciones presidenciales entre un colapso económico, una letal pandemia y la peor agitación social desde la década de 1960.
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El presidente Donald Trump, esperando obtener un segundo mandato en noviembre pese a la crisis, visita Kenosha, una ciudad de Wisconsin (noroeste) donde estalló la violencia la semana pasada luego que un policía disparó -siete veces y por la espalda- a un hombre negro.
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El gobernador del estado, el demócrata Tony Evers, pidió en vano a Trump que reconsiderara su visita, advirtiéndole que "entorpecería el duelo" de los habitantes aún traumatizados por los hechos.
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Uno de ellos, Gregory Bennett, dijo que ya no se siente a salvo en la pequeña ciudad a orillas del Lago Michigan, donde el martes pasado un joven de 17 años, aficionado de las milicias de extrema derecha, mató a tiros a dos personas en una protesta. Los habitantes blancos "tienen miedo, están buscando una razón para defenderse, y tenemos gente aquí (de las milicias) que busca razones para atacar", dijo Bennett, un exmilitar que asegura que ya no sale de su casa sin una chaqueta antibalas y un revólver en su cinturón.
En Estados Unidos, donde el derecho a la autodefensa es parte de la identidad nacional, un 30% de los adultos posee al menos un arma de fuego.
NACIONALISTAS, POPULISTAS, MILICIANOS Y CONSPIRADORES
También hubo disparos durante el fin de semana en Portland (Oregón, noroeste), donde manifestantes de izquierda se enfrentan frecuentemente con la policía desde hace tres meses. Mientras un grupo de simpatizantes de Trump se enfrentaba a la manifestación, uno de ellos -que portaba una gorra de béisbol con el logo de un grupo local de extrema derecha- fue muerto a tiros al margen de la confrontación, en circunstancias aún desconocidas.
Mientras se acercan las elecciones, "ciertamente podría haber más tiroteos", dijo Spencer Sunshine, un investigador de los grupos de extrema derecha en Estados Unidos. "Podría ponerse peor porque no creo que ninguno de los dos lados esté dispuesto a retroceder", advirtió.
Los grupos extremistas siempre han existido en Estados Unidos, dijo Sunshine, un experto independiente. Después de que Trump ganara las elecciones en 2016, grupos de extrema derecha se han enfrentado con frecuencia a grupos de izquierda en Seattle, también en Oregon. Lo que es nuevo, según Sunshine, es la mayor presencia de brazos armados en las manifestaciones. "Hace más de cuatro años, solo se veían manifestaciones armadas en Arizona, donde las leyes sobre armas son muy liberales", explicó.
Las armas se han hecho particularmente visibles desde mayo 1, cuando cientos de hombres armados con rifles de asalto trataron de entrar al Capitolio del Estado de Míchigan para protestar contra las medidas de confinamiento que se establecieron para frenar la pandemia del nuevo coronavirus.
Sunshine aseguró que esa demostración de fuerza también ilustró la llegada de nuevos reclutas a la extrema derecha. "Ya no solo hay blancos nacionalistas en los enfrentamientos", dijo el experto, al detallar que populistas de derecha, milicianos y conspiradores que apoyan a Trump también están mostrándose ahora, motivados por la "ansiedad social sobre lo que pasará con el país".
FERVOR DE LOS CONVERTIDOS
"La derecha radical busca activamente explotar el actual clima político, históricamente polarizado, y que se volvió aún más incierto bajo la presión de la pandemia del coronavirus y las protestas antirracistas", advirtió el Centro Legal sobre Pobreza Sureña (Southern Poverty Law Center), que monitorea grupos extremistas. "Con las elecciones presidenciales del 2020 acercándose, la posibilidad de que los extremistas recurran a la violencia política es muy real", añadió. El grupo opositor a la extrema derecha es una coalición más diversa de activistas que Trump llama "Antifa", una abreviación de "antifascistas", a quienes acusa de ser "alborotadores, anarquistas, agitadores y saqueadores".
Entre sus miembros hay "matones a quienes les gusta pelear, aquellos que son realmente más defensivos, aquellos que son activos en redes sociales, que tratan de luchar contra la supremacía blanca", dijo Daniel Byman, del centro de investigación Brookings Institution. Según el experto, este grupo está menos organizado que sus adversarios de extrema derecha, pero advirtió que "un incremento de la violencia es muy posible, de hecho probable". Sunshine resume el cóctel que amenaza a Estados Unidos en tres ingredientes: "El fervor de los nuevos convertidos, muchas armas y narrativas histéricas".
AFP