Este jueves, Brasil anunció su desempeño económico para el tercer trimestre, un informe en el que el gigante latinoamericano registró una nueva caída, de 0,1 por ciento, frente al inmediatamente anterior. Esto hace que junto al descenso de 0,4 por cierto frente a los tres meses previos que presentó en el segundo cuarto de este 2021, oficialmente la nación vecina entró en la conocida como recesión técnica.
Por supuesto, en términos interanuales, Brasil tuvo un crecimiento de 4 por ciento frente al mismo periodo del 2020, pero estos resultados no dejan de ser llamativos en el mismo lapso en el que la economía de Colombia creció un 13,2 por ciento, Chile un 17,2 por ciento o México un 11,4 por ciento.
Sumado a los problemas que Brasil ya tenía antes de la llegada de la pandemia, con diversas recesiones en la última década, y al hecho de que la nación vecina fue el país más afectado por la covid-19 en Latinoamérica, también se unieron algunos factores como la sequía que golpeó a su sector del agro, la alta inflación que ha presentado durante los últimos meses y que ya superó el 10 por ciento, y las tasas de interés del banco central que se incrementaron precisamente para tratar de frenar la variación del IPC.
No obstante, para algunos de los analistas que siguen a la economía brasileña, esta noticia no sorprende tanto, ya que de alguna forma es la cuenta pendiente que tenía el país a cambio del menor impacto que sufrió el año pasado, cercano al 4 por ciento.
Brasil llevó a cabo un ambicioso estímulo fiscal y monetario, que ayudó a la población en el corto plazo, pero que ahora descuelga a la economía del dinamismo de la mayoría de países de América Latina, lo cual no es una buena noticia para nadie, incluido Colombia.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
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