Ya es un movimiento en dos continentes: En Chile primero y ahora en España. El proyecto de izquierda radical de Gabriel Boric en el país austral, en el que buscaba convertir a Chile en una nación socialista, con los servicios de salud y pensiones completamente estatizados, no duró ni dos años. En dos elecciones sucesivas, los ciudadanos le dijeron no al cambio extremo en la Constitución; y luego le dieron la mayoría a la derecha en la conformación de los consejeros constitucionales que redactarán la nueva carta política.
Fue muy interesante el discurso de Boric cuando le dijo a sus adversarios: “No comentan el mismo error que cometimos nosotros”. Se refería a no escuchar a los opositores cuando planteó a los chilenos un cambio extremo en la Constitución. Esto es un espejo para Colombia. Aquí ocurre lo mismo con las reformas del gobierno Petro en salud, trabajo y pensiones. No sólo las están haciendo a espaldas de la mayoría de los actores de cada uno de esos sectores, sino que no escuchan los argumentos y posiciones documentadas y serias de expertos, pacientes, empresarios, hospitales, sindicatos. Mucho me temo que como ocurrió en Chile, el gobierno y el partido del presidente sentirán la desaprobación de muchos colombianos -quizás la mayoría- en las próximas elecciones de octubre donde se elegirán a los gobernantes regionales y locales. Esa elección se anticipa como un pulso entre gobierno y oposición.
Y en España acaban de derrotar de forma contundente al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a los socialistas en las elecciones autonómicas. Las caras del triunfo de los conservadores son Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida que se quedaron con la mayoría absoluta en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid. El resultado fue tan contundente que Sánchez adelantó las elecciones generales para el próximo 23 de julio. Seguramente en esos comicios la derecha asumirá la conducción del país.
Son movimientos pendulares, dicen los expertos. Pero hay más que eso. Son los temas que están en el debate público y la forma de asumirlos. En el caso de Chile, el mensaje de los ciudadanos es “si queremos cambios pero así no”. Y en España hay temas de fondo como el de los grupos separatistas de varias regiones, todos aliados de los socialistas. Y me sorprendió algo que vi hace poco: Una entrevista a hijos y nietos de víctimas de ETA que no están de acuerdo con la presencia de sus voceros en la política legal española.
No soy de derecha, pero me gusta Díaz Ayuso. Su pragmatismo y claridad son evidentes. El impacto de estos cambios en los que la izquierda está en reversa en el mundo, se sentirán en Colombia. No para perseguir espejismos de derecha que es lo mismo, pero al revés. Lo que hay que derrotar es el populismo, las promesas vacías e incumplibles de cualquier denominación. ¿Recuerdan una de Petro?: “Si me eligen presidente, en tres meses desmovilizo al ELN”.
RICARDO SANTAMARÍA
Analista.