En medio de la lluvia de precandidatos presidenciales que tiene Colombia por estos días y con una gran diversidad de tribunas ideológicas, vale la pena reflexionar sobre qué tan sintonizados con el nuevo mundo de la Cuarta Revolución Industrial están quienes pudieran ocupar el cargo de Presidente de la República desde el siete de agosto del 2022. Esta vez, la agenda programática que eleve propuestas sobre conectividad, trabajo remoto, reglamentación de plataformas digitales, emprendimientos tecnológicos, gobierno digital, entre otros temas, no es de menor importancia como suele suceder cada cuatro años. Y no lo es, básicamente porque después de la pandemia quedó claro que el mundo digital es determinante en la calidad de vida de los ciudadanos.
Uno de los primeros temas que deben aprender a profundidad los precandidatos presidenciales es el mecanismo más eficiente para conectar a internet tanto a las áreas rurales como a las zonas urbanas donde aún ese no es un logro. Todos coincidimos en que es posible romper brechas sociales con el mayor acceso a la información y la educación, pero pocos logran explicar de qué manera avanzar en conectividad, sobre todo en un momento en el que el país tiene los ojos puestos en la forma de superar el caos que ocasionó la licitación de Centros Poblados, que dejó en sala de espera a escuelas rurales de 16 departamentos para su conexión a Internet.
No menos importante es lograr la reglamentación de plataformas digitales en temas como la movilidad, el turismo, los domicilios o los servicios financieros digitales, para nivelar la cancha entre sectores tradicionales y nuevos usuarios. Casos hay muchos pero algunos más urgentes como es el caso de las aplicaciones de movilidad que cumplieron más de cinco años de trámites en el Congreso, sin voluntad del gobierno de turno y sin resolver inquietudes de taxistas y carros particulares, o sea todo a la deriva. También están en un terreno gris las plataformas de domicilios que aún no tienen tan clara la forma de garantizar la seguridad de sus miles de empleados (o usuarios si así los quieren llamar).
Otro tema que debería ser importante para los precandidatos presidenciales es la reglamentación asociada con el trabajo remoto que, por estos días, transcurre en medio de la transitoriedad impuesta por el Legislativo. ¿Será obligatorio retornar a la presencialidad? ¿Podrá un empleador así exigirlo? En caso de continuar en la virtualidad, ¿en qué condiciones se llevará a cabo su actividad laboral? Y ni qué decir del régimen tributario que pueda establecerse a las plataformas digitales que facturan sus servicios en Colombia pero que no están localizadas en el territorio.
Toda esta nueva agenda debe gozar de la atención de los precandidatos presidenciales con propuestas concretas que expliquen además de dónde sacar el dinero en un momento de déficit fiscal alto.
JUAN MANUEL RAMÍREZ M.
Profesor adjunto Universidad del Rosario
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