Si tienes un puesto de liderazgo, ten presente que tu ejemplo pesa mucho más que tus palabras. Eso lo sabia muy bien el caudillo griego Alejandro Magno y lo practicaba a diario con sus soldados.
Cuando regresaba de su campaña en la India sus ejércitos atravesaron el desierto con una sed abrasadora. Al llegar a un oasis el estratega dejaba que sus soldados bebieran primero y él lo hacía de último. Por eso, y porque iba a puestos de vanguardia, lo admiraban y arriesgaban su vida en las batallas.
Y lo que hizo lo han imitado algunos generales cuya consigna no es ‘adelante’, sino ‘síganme’. Un cargo se maneja con ética, sabiduría, afecto, y no es para treparse en el pedestal de la soberbia. Ojalá lo tengas presente y disfrutarás los logros si eres el primero en actuar con ética, darte y comprometerte.
Las personas sin valores tienen una ética de bolsillo tan elástica como su consciencia. Pretenden burlarse de las leyes espirituales pero, un día siempre recogen lo que han sembrado. Se les aplican historias como las de la iglesia que exigía a sus líderes tener empleadas de unos 50 años.
Un día un dirigente descubrió a alguien que creía cumplir la ley y tenía dos empleadas de 25. En esta misma línea piensa en la historia del juez que condenó a un acusado a 120 años de prisión. Era un anciano labriego que rompió a llorar. Acosado por el hambre, había hecho una insensatez. El juez cambió su expresión dura y dijo: “La condena es severa y no quiero ser cruel”. Al ver más calmado al acusado, terminó diciendo: “limítese a cumplir los años que pueda”. ¡Por favor! Sin ética y amor todo es caos.
Si tienes un cargo público o lideras una compañía o entidad, debes meditar este aforismo de Churchill: “No hay peor error en el liderazgo que infundir en la gente falsas esperanzas que pronto se disiparan. Los hechos son mejores que los sueños, aunque la realidad se muestre amarga”. Consciente de que su equipo podía filtrar las malas noticias, creo una “oficina de estadística” para tener datos crudos. Durante la guerra siempre le exigió a esta unidad especial que le dieran hechos, nada más que la verdad. Un líder evita a los aduladores, hace preguntas para conocer la realidad y corregir fallas sin culpar a otros. Con una fe inquebrantable logra que los demás vean la dura realidad como un desafío, no como un mal.
Las cualidades del liderazgo son honestidad, que da confianza, pasión, humildad, compromiso, disciplina, visión, apertura al cambio, adaptabilidad y la capacidad de influir de modo positivo. Hay seres con poco estudio que ejercen liderazgo, y las mujeres ha despertado y lideran en muchos campos. Nadie puede ser un buen líder de los demás, si primero no es líder de su propia vida.
GONZALO GALLO G.
Escritor y conferencista