Hace ya casi tres meses empezaron sus actividades los nuevos alcaldes, y seguramente están enfrentándose a la difícil realidad de volver hechos lo que eran propuestas de gobierno. Con frecuencia, la mayoría de ellas se quedan ‘entre el tintero’, a duras penas se pueden concretar temas que iban caminando desde antes y empezar a gestionar la ejecución de algunos nuevos.
No obstante, siempre hay asuntos que resultan de primera prioridad, no importa quién los haya formulado, pues son fundamentales para la respectiva ciudad. Más aún, en algunas situaciones, la prioridad no tiene que ver solo con la mejora de las condiciones de la ciudad, sino con posibles riesgos que es necesario prever y minimizar. En gran parte de los casos, este tipo de situaciones se enfrentan a la falta de recursos, de diseños o de un adecuado diagnóstico sobre el alcance que pueda tener el riesgo en particular.
Pues bien, este no es el caso de Cali, capital que tiene plenamente diagnosticado uno de los riesgos más inminentes en la que está amenazada: se cuenta con diseños para las obras de mitigación y hay los recursos apropiados para emprender, sin demora, los trabajos requeridos. Es el caso del Jarillón, sobre el Cauca, que está poniendo en peligro a cerca de un millón de personas, de no emprenderse de manera inmediata las obras necesarias.
"Señor Alcalde, usted es un ejecutor, y en este tema no puede vacilar. Tiene que rodearse de quienes conocen del tema y actuar. Cualquier otra cosa sería una gran irresponsabilidad".
COMPARTIR EN TWITTEREl crecimiento desordenado de la ciudad llevó a una realidad, y es que esas decenas de miles de personas se ubicaron en zonas inundables, de no ser por la protección que les brinda un jarillón, que se encuentra hoy en estado de franco deterioro por múltiples causas. Las hormigas de un lado, las perforaciones de tuberías de urbanizaciones piratas, por otro, y la infinidad de construcciones y modificaciones que han terminado de debilitar esta importante obra de protección.
El problema, según dicen los entendidos, tiene que ver con los riesgos políticos que supone el reubicar a cerca de ocho mil familias que se localizan en las zonas más críticas e impiden los trabajos de reforzamiento del jarillón.
Un mínimo de sentido común indica que este es uno de esos casos evidentes en los que el interés general debe primar sobre el particular y que, les guste o no, esas personas deben relocalizarse. Ya es hora de dejar las vacilaciones, y si en Cali es difícil encontrar los terrenos necesarios para esta movilización, pues hay que buscarlos en otros municipios. Ya la gobernadora habló de la posibilidad de hacer un desarrollo en Candelaria para tal propósito.
Cualquiera que sea el destino, lo que no se pueden demorar son los trabajos de fortalecimiento del jarillón. Solo basta mirar al cielo para entender que las condiciones de ‘El Niño’ están terminando, y que una ‘Niña’, menos severa que la de hace cinco años, podría ocasionar una tragedia que implicaría un retraso imperdonable en el desarrollo de Cali.
Señor Alcalde, usted es un ejecutor, y en este tema no puede vacilar. Tiene que rodearse de quienes conocen del tema y actuar. Cualquier otra cosa sería una gran irresponsabilidad.
Ricardo Villaveces P.
Consultor privado
rvillavecesp@gmail.com