El ahorro pensional es un proyecto de largo plazo que inicia con el primer trabajo y se construye por décadas, hasta alcanzar la anhelada pensión de vejez. En el caso de los afiliados a las Administradoras de Fondos de Pensiones, AFP (Colfondos, Old Mutual, Porvenir, y Protección), estas se constituyen en un aliado más para que entre todos consoliden ese ahorro que es enteramente propiedad de cada trabajador.
Durante este tiempo, las AFP gestionan esos recursos mediante estrategias de inversión que permitirán acrecentar el ahorro de cada afiliado a lo largo de los años. Pero, ¿cómo son esas inversiones y por qué, en este caso, aplica aquel aforismo de que las ramas no te impidan ver el bosque?
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Quienes confían su futuro a las Administradoras de Fondos de Pensiones (para el caso colombiano, ya es una comunidad con más de 15,2 millones trabajadores), poseen una cuenta de ahorro individual, a su nombre, en la que mes a mes aportan junto con sus empleadores para su pensión (en el caso de ser trabajador dependiente). Esos recursos los administra la AFP a través de estrategias diseñadas especialmente, para cada perfil de afiliado; esto es, estrategias de inversión para segmentos de jóvenes, de edad intermedia, de quienes están próximos a pensionarse, o de quienes ya están pensionados.
Dichas inversiones se hacen en cumplimiento de una estricta normatividad que establece el cómo para cada portafolio de inversión, detallando tipo de activos, montos permitidos, e incluso fijando rentabilidades mínimas que cada administradora debe garantizarles a sus afiliados.
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Buena parte de las inversiones, sobre todo, de quienes están jóvenes, se hallan en activos de renta variable y alternativos (acciones, fondos de capital privado, índices, etc.) de diversa índole que, como ha mostrado el mercado a lo largo de los tiempos, conducen a las más altas rentabilidades, es decir, producen las mayores ganancias en el largo plazo. Si bien, este tipo de activos puede mostrar descensos en ciertas coyunturas, la tendencia en ventanas de tiempo amplias, demuestra que son la mejor inversión. Por eso es mejor no quedarse en las ramas, y en cambio observar el bosque completo. Veamos porqué.
En Colombia los fondos de pensiones empezaron a operar en 1994. Tomemos entonces el ejemplo de 1’000.000 pesos en la cuenta de un afiliado al fondo de pensiones.
Suponiendo que esa persona no ha realizado más contribuciones al sistema, hoy, 24 años después, tendría 34’603.882 pesos, como resultado de la gestión de la AFP. Llegar a esta excelente cifra ha implicado atravesar por algunas subidas y bajadas, normales en los mercados financieros. Así sobre este mismo ejemplo, entre septiembre y octubre de 2008 se presentó una desvalorización de cerca de 900.000 pesos, pasando el saldo del afiliado de $13,2 millones a $12,3 millones. Sin embargo, dos meses después, en diciembre, ya se había recuperado dicha desvalorización y el ahorro continuó con su senda de crecimiento.
Lo mismo ocurrió con el primer trimestre de este año, cuando (en el mismo ejemplo) se observó una desvalorización de 818.000 pesos, y, sin embargo, a mayo de 2018, dos meses después de la caída, ya se presentaba un saldo mayor al observado en diciembre de 2017. La lógica de los mercados mostrará alzas y bajas, pero en el largo plazo son las alzas las que permiten, por ejemplo, contar con un ahorro total, propiedad de los trabajadores, por $237 billones. Asimismo, son esas alzas las que permiten que para quien no se puede pensionar, la devolución de sus recursos sea 8 veces mayor que la que recibiría en caso de haber estado afiliado a la empresa pública, Colpensiones.
Por las razones expuestas, las caídas en coyunturas puntuales no deben generar temor en los afiliados dado el largo plazo en que se construye un ahorro como el pensional. Que las ramas no te impidan ver el bosque.
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