La promoción del consumo de los alimentos orgánicos con un portafolio amplio y precios atractivos frente a los productos tradicionales, están detrás del modelo de negocio del Grupo Kanga.
Por un lado, tiene la Finca Tagua como sede de producción, en tanto que Vida Orgánica se dedica a la comercialización. Juan Camilo Tamayo, socio fundador y gerente de este Grupo explica que con las empresas ya en marcha sigue la expansión.
(Latinoamérica solo tiene el 1% del mercado de los alimentos orgánicos)
En junio del 2017, después de vivir en el exterior y regresar al país para estudiar el tema de la producción limpia, el empresario inició el proyecto con la finca de 11 hectáreas, en Guasca, Cundinamarca.
Partió de encontrar que faltaba oferta de productos orgánicos que demandan las personas en el día: tomate chonto, cilantro, cebolla y ajo, por ejemplo. Hoy tiene 72 productos: hortalizas (remolachas de colores, espinaca, lechuga, rúgula y hojas asiáticas, entre otras), hierbas (15 referencias) y frutas.
“Somos particulares por tener un policultivo, lo cual genera muchas complejidades frente a formas de producción clásicas”, asegura el empresario. Actualmente, la Finca Tagua tiene la acreditación de BPA (Buenas Practicas Agrícolas) que otorga el ICA, y está finalizando el proceso de certificación orgánica los para 72 productos. Esto lo tramita con la empresa francesa Ecocert, presente en cerca de 36 países.
El aval de la certificadora, reconocida en diferentes zonas del mundo es clave porque abre las puertas para vender en grandes superficies o en nichos de mercado fuera del país.
Las hierbas deshidratadas podrían ser el primer producto para exportar, dice Tamayo.
Justamente, con ese fin, incursiona en la agroindustria. “Estamos gestionando con el Invima las autorizaciones para hacer mermelada, hierbas deshidratadas y chips de tubérculos saludables para aprovechar productos que no pasarían la prueba de calidad para ser consumidos frescos”, indica.
(Alimentos orgánicos, un negocio para sacarle provecho en Colombia)
El sitio se prepara también para ser un destino turístico. Allí el Grupo montará un restaurante, talleres didácticos y visitas guiadas.
En vista de los resultados del negocio, planea la compra dos finca más para generar un concepto similar pero en distintos microclimas y abarcar más productos como pimentones y berenjenas.
Desde hace un año comercializa a través Vida Orgánica con dos líneas. Una, con la plataforma virtual, vende directo a los hogares de Bogotá. Este brazo del negocio ha mostrado un crecimiento de 10% mes a mes. La otra línea es la institucional que se refiere a restaurantes en la capital. “Estos sitios nos han permitido posicionar productos por sabor y no por peso”, dice.
A nivel comercial está buscando un lugar para abastecerse y generar un inventario de inmediato para que la gente pueda ir a comprar. También trabaja en alianzas con plataformas de domicilios como Rappi y Mensajeros Urbanos.
La inversión a la fecha ha sido de $6.500 millones y a futuro puede ser del mismo monto.
Actualmente, gestiona una capitalización, con un crédito a través de Finagro, para cumplir los objetivos previstos. Espera poder cerrar este año con ventas por 260 millones al mes.