La vía libre que ya tiene el cannabis medicinal en el país es una de las noticias importantes que se dieron el año pasado en Colombia y, con seguridad este negocio será protagonista del año que comienza. Una de las empresas que ya tiene luz verde para entrar en este es Khiron Life Sciences Corp., que se conformó en Colombia pero con una buena dosis de capital canadiense.
El mes pasado visitó Bogotá el presidente de su junta directiva, Sidney Himmel, quien adicionalmente es ingeniero químico y un experto que recorre el mundo dictando conferencias sobre los usos de esa planta en la salud. El directivo habló con Portafolio.
¿Por qué apenas ahora comienza la moda del cannabis medicinal?
Al principio del siglo XX la mayoría de los medicamentos eran plantas o extractos de ellas, y ya en 1920, moléculas que se extraían de las matas. Luego, las drogas se van a volver sintéticas, es decir que no ocurren naturalmente, y por eso, empezando como desde 1959 tienen efectos secundarios, lo cual quiere decir que son venenos. Mientras que en Inglaterra y Estados Unidos se daba esa evolución, en otras naciones, como Alemania, se preservaba todavía la idea de las drogas tradicionales que venían de plantas y/o de sus extractos, como el ginseng. En EE. UU, desde 1930 se comienza a prohibir el uso del cannabis por razones puramente políticas, contra el concepto del gremio médico.
¿Desde Vietnam la oposición fue peor?
Exacto, pero todo cambió en los 80, cuando tuvieron la crisis con el sida en California. Todos los que sufrían esa enfermedad tenían dolor y usaban cannabis para aliviarlo.
Luego, otros comenzaron a utilizarlo contra las náuseas y el vómito que ocasionan tratamientos para el cáncer, y en los últimos diez años también se ha ido dando otra aplicación medicinal para niños con epilepsia refractiva –la resistente a otros tratamientos–, que pueden tener hasta cien ataques al día. Así, muchos gobiernos, por razones de compasión con estos pacientes permitieron el uso del cannabis como medicina.
¿Dónde se dio esto?
Los países que primeros se movieron en la legalización fueron Holanda, Canadá y algunos estados de EE. UU. (federalmente es ilegal), Israel y ahora en Europa están empezando a legalizarla para fines médicos. Entonces, desde una perspectiva global, lo que está pasando ahora en América Latina en regulación, es que se está tratando de alcanzar al resto del mundo y de superar el rezago.
¿Hoy qué aplicaciones tiene el cannabis?
Bien manejado, el cannabis puede ayudar a muchas personas con enfermedades que producen dolor crónico, ciertos tipos de dolor artrítico, muchas condiciones de infección inflamatoria, hay evidencia de que ayuda a los niños con autismo, se está investigando sus efectos en la Enfermedad de Crohn... y así podría seguir con más.
¿Y como negocio, qué perspectivas hay?
En vez de desarrollar drogas tan fuertes y costosas, como a veces se hace, acá tienes una medicina producida localmente en Colombia, que es de menor costo y menos tóxica.
En este momento, Canadá hay 74 empresas con licencias y hace cinco años tal vez había dos, para producir medicamentos. La capitalización de mercados de firmas de esta industria en ese país es de 10.000 a 15.000 millones de dólares.
¿Podría convertirse Colombia en un gran exportador de cannabis?
Creo que va a haber dos tipos de exportación: la primera va a ser como commodity; Canadá y Europa están abiertos a esto. Y la otra es como productos de mayor valor agregado, que es lo que por ejemplo está haciendo Khiron, con productos de marca.
Hay que considerar que en Colombia está prohibido exportar la materia prima.
Si bien en la fase inicial Khiron se va a enfocar en clientes locales, la apuesta está en mirar a América Latina, no solo Europa y Canadá, mientras que los otros no están orientándose a esta zona.
La idea es llegar directamente al paciente, más que exportar materias primas.
¿Qué tanta inversión puede haber?
La inversión que va a recibir va a ser muy importante para investigación y procesos de transformación. Solo desarrollar buenas prácticas de manufactura va a costar unos 15 millones de dólares, apenas para empezar para cualquier empresa, en el contexto de las exigencias del mercado exterior.
¿Por qué en el país casi todas las firmas de cannabis tienen capital canadiense?
Canadá legalizó temprano el cannabis medicinal y ha tenido tiempo de desarrollar la industria y la investigación; por eso probablemente entre el 60% y 70% de la inversión sea de allí.
¿Qué temores manifiestan los inversionistas para meterse en este negocio?
Los mayores obstáculos son la falta de información acerca de hacia dónde van a evolucionar las leyes, si el ambiente regulatorio se va a volver más o menos favorable.
La parte de nuestro trabajo más importante y uno de los retos es educar a los inversionistas de Canadá y de otras partes, que no conocen mucho de Colombia.
Canadá tiene muy buenas relaciones y un TLC con Colombia, pero un desafío es que el país y los pacientes se vuelquen hacia esto y trabajar para que las entidades y el Gobierno promuevan esta industria. Pero la estabilidad en las reglas de juego también es esencial, porque las compañías quieren entrar, pero si nos les dan garantías, no llegan.