De acuerdo con el viceministro de turismo, Juan Pablo Franky, y la Aeronáutica Civil, la meta para el año 2030 es alcanzar los 100 millones de pasajeros aéreos movilizados por año y, para lograrlo, hay muchos retos que deben enfrentar el sector público y el privado.
Aún así, el incremento constante en el tráfico aéreo, en el número de rutas, de frecuencias, en la cantidad de pasajeros internacionales y en el número de aerolíneas trabajando en Colombia, es una muestra del potencial que tiene el país, en materia de conectividad, para le región. Por esa razón, hoy se considera como el ‘hub’ de Suramérica.
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De acuerdo con Procolombia, en el país trabajan 24 aerolíneas que operan 1.056 frecuencias internacionales directas por semana, a 26 países del mundo. Y se espera que antes de finalizar el año se aumente la cantidad de frecuencias en cuatro de esas rutas.
No obstante, al revisar el mapa, se evidencia que aún existen muchas regiones al interior del territorio que no tienen cobertura aérea y a las que incluso, por vía terrestre, es muy difícil acceder.
Para remediar esta situación, en los últimos años el Gobierno hizo una inversión significativa en mejoramiento de 18 aeropuertos, y de la mano de esta iniciativa, las aerolíneas también se animaron a explorar trayectos entre las regiones, que según sus directivos, han dado muy buenos resultados.
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Algunos ejemplos son las rutas Cúcuta-Arauca, Barranquilla - Valledupar y Quibdó - Medellín, operadas por EasyFly. “El hecho de que nuestro territorio sea montañoso hace que sea muy complicado construir carreteras, porque no es como en otras partes del mundo donde el terreno es plano en su mayoría. Por eso, hacer una 4G es tan caro, sumándole que se demoran años con las obras y las vías no llegan a los lugares más apartados”, opinó Alfonso Ávila, presidente de EasyFly y fundador de Aerorepública, ahora Copa Airlines Colombia.
Para el ejecutivo, que lleva gran parte de su vida dedicado al negocio de las aerolíneas, es claro que la aviación, más allá de ser el futuro del transporte en Colombia, es el presente. Para él, esta es la única alternativa realista y práctica que permite conectar todas las zonas del país.
“Además de la situación con las carreteas, la exploración fluvial se olvidó hace años, entonces la única alternativa que nos queda es el transporte aéreo, que es a lo que las autoridades deben prestarle cada vez más atención, para que se den las condiciones a nivel de infraestructura que permitan abrir más rutas no convencionales y que lleguen nuevas aerolíneas a los departamentos”, agregó Ávila.
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Para Félix Antelo, CEO de la aerolínea bajo costo Viva Air, que llegó al país en el 2012, también es clave empezar a explorar la conectividad entre las regiones, cuyos destinos o escalas no sean Bogotá y Medellín.
“A pesar de que Colombia en este momento es de lo mejor que hay en la región, porque está menos centralizado que en otros países como Perú por ejemplo, donde más del 90% de los vuelos internacionales llegan a Lima y el aeropuerto no tiene cómo seguir creciendo; Colombia requiere seguir potenciando esa expansión, y para eso es claro que se debe trabajar en conjunto entre privados y públicos para generar las condiciones, al menos en un inicio”, indicó Antelo.
De acuerdo con el empresario, el diálogo que se debe tener con el Gobierno también debe contemplar la evaluación de las cargas impositivas que tienen las aerolíneas en el país, gasto que se termina transfiriendo en el valor de los tiquetes para los usuarios. Puesto que si esos costos se reducen, ellos también pueden bajar el precio de los boletos, y de la mano de este cambio, la demanda aumenta.
“Lo que ha demostrado el mercado es que tiene una gran elasticidad, pues si los precios bajan el 20%, el aumento en la demanda es del doble, en este caso del 40%”, opinó Antelo.
Para Catalina Bretón, líder general de Wingo, el crecimiento de la clase media y el aumento del poder adquisitivo han abierto oportunidades a las aerolíneas, pero igual que Antelo, ella ve una limitación por las cargas impositivas. “Para Wingo, por ejemplo, el 40% de un tiquete puede irse en impuestos y tasas aeroportuarias, y en un tiquete internacional la proporción puede ser hasta del 85%, eso impide bajar las tarifas para estimular los mercados, que es la apuesta de nosotros”.
Otro de los detractores, como ella los llama, o de las limitaciones del crecimiento, es la administración de la infraestructura aeroportuaria, aspecto en el que cree que se deberían aplicar los principios de las aerolíneas bajo costo.
“Se trata de hacer procesos más simples, de ganar más por volumen y no por precio, como parece que hacen algunas concesiones. Ojalá nos enfocáramos en tener mayor productividad y en volar más vuelos con la infraestructura que tenemos, hay muchos espacio para ser más productivos en las franjas horarias de mayor demanda”, explicó Bretón.
Por su parte, el viceministro ha manifestado en varias ocasiones que elevar la conectividad aérea es una de sus prioridades, por lo que se comprometió a ser vocero de esta necesidad y a fomentar la inversión. “No hay turismo en un país sin conectividad aérea, por eso descentraliazar la oferta es fundamental”, indicó Franky.
En lo que resta del 2018 se calcula que se inauguren al menos 12 rutas dentro del país, algunas de las cuales son Ibagué – Cali, Neiva - Cali, Cali - Quibdó, Bucaramanga - Pereira, Santa Marta - Pereira, Santa Marta - Bucaramanga y Santa Marta - San Andrés, operadas por las aerolíneas EasyFly y Viva Air.