Cada vez son más las empresas colombianas que están optando por generar energía eléctrica para beneficio propio, y lo están haciendo con fuentes alternativas como el sol y la biomasa, por ejemplo.
Esta tendencia tiene como fin buscar ahorros en los costos de producción, principalmente, que se reflejan en el pago del servicio de luz.
Uno de estos modelos es el que están desarrollando once trapiches paneleros en la zona rural de Vergara (Cundinamarca), los cuales ya disponen de electricidad a partir de la energía solar.
“Estas unidades productivas entraron desde el año pasado en una etapa de mejoramiento de su infraestructura para producir panela, a lo que se le adicionó uno de innovación que tiene que ver con el uso de energías fotovoltaicas, para la iluminación de sus plantas, que trabajan 12 horas, y la mayor parte en la noche, cuando es más alto el consumo de electricidad.
“La experiencia que ha dejado hasta el momento esta tecnología es que los trapiches que la han implementado están economizando hasta un 60 por ciento frente a los gastos que tenían antes en el consumo de electricidad”, destaca Álvaro Enciso Prieto, subdirector del Centro de Desarrollo Agroindustrial y Empresarial del Sena en Villeta.
Otra ventaja que han logrado es que, a partir del servicio de energías alternativas, obtienen fluido eléctrico económico e ininterrumpido para llevar a cabo sus labores productivas.
¿Qué se necesita?
Para obtener energía fotovoltaica se necesita que los empresarios inviertan, en promedio, unos tres millones de pesos, que es lo que cuesta el panel solar, una batería de distribución y un circuito básico, lo que permite tener energía para ocho bombillos de forma permanente y el uso simultáneo de hasta cinco electrodomésticos.
La única condición que deben cumplir estos últimos es no consumir mucha corriente, como puede ser un televisor de pantalla plana LED o una nevera que ahorre energía; de hecho, los modernos son fabricados con esa ventaja.
“Estos proyectos se han pagado con recursos del Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario (Finagro), a través del Banco Agrario, de los municipios, y el Sena aporta la orientación en estas iniciativas a través de sus instructores, para capacitar a las personas en la instalación de estos sistemas”, indica Enciso.
Estas tecnologías también pueden ser empleadas en la energización de cercas de potreros ganaderos, calefacción de galpones de levante e incubación de pollos y para el control de la temperatura y el calentamiento de camas en los paritorios de unidades porcinas, entre otras aplicaciones.
LAS ENERGÍAS ALTERNATIVAS ATRAEN A LOS EMPRESARIOS COLOMBIANOS
El sector porcicultor ve con entusiasmo que se esté impulsando este tipo de técnicas en Colombia, que benefician a este sector productivo, el cual, según el presidente Ejecutivo de la Asociación Colombiana de Porcicultores, Carlos Maya, “desde hace algún tiempo también viene trabajando en utilizar el estiércol para generar energía con buenos resultados, tanto ambientales como productivos”.
Igualmente, los avicultores reciben con beneplácito que se llegue a masificar esta propuesta porque, dentro de sus “alternativas de desarrollo sostenible, están mirando cómo, del compostaje de la gallinaza y pollinaza obtiene gas para producir energía y de las áreas de los galpones expuestas al sol, logra este mismo fin”, dice Andrés Fernando Moncada, presidente Ejecutivo de la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi).
Jose M. Higuera
Redactor de CEET