Cuando en 2011 se demolió el antiguo Hotel Bacatá, en el centro de Bogotá, e iniciaron las obras del complejo BD Bacatá, las expectativas por la edificación del nuevo edificio, el más alto del país para ese entonces, captaron el interés del público y de los inversionistas, cerca de 6.000, que en conjunto invirtieron $400.000 millones en el proyecto.
(El 11 de marzo retomarán las obras del BD Bacatá).
Los primeros tres años se dedicaron a excavación y cimentación, y en 2014 se comenzaron a erguir sobre la tradicional Avenida 19 en la capital dos torres de 67 y 56 pisos, la primera, de 216 metros, para un nuevo hotel, y la segunda, de 167 metros, para vivienda.
Originalmente se tenía prevista la entrega del complejo para 2017, sin embargo, las obras comenzaron a presentar retrasos, y en 2018, por problemas de financiación, se paralizaron. Ese año la sociedad BD Promotores Colombia S.A.S. solicitó y fue admitida por la Supersociedades para un proceso de liquidación, y la semana pasada, finalmente, se decretó la apertura del proceso de liquidación judicial.
Sin embargo, la novela del BD Bacatá está lejos de terminar.
En 2019 BD Promotores, Prabyc Aluman y Acción Fiduciaria, fiducia a cargo del proyecto, firmaron un acuerdo para terminar las torres, que en su diseño incluyen 30 locales, que ya estaban en operación en ese entonces, 398 apartamentos, 117 oficinas y el hotel de 364 habitaciones.
Con el acuerdo se aseguraron $48.000 millones en inversión, el compromiso de retomar obras y de tenerlas listas en 2020. Sin embargo, la pandemia puso otro freno al rascacielos.
“Ya se había contratado un constructor y estaban los recursos para que terminara el proyecto, sin embargo, con la pandemia el contratista paró cuando inició el área de hotelería y a hoy no ha vuelto a arrancar. Es una pelea que teníamos hasta ahora con BD, debemos definir si van a terminar o debemos sustituirlo”, menciona Pablo Trujillo Tealdo, presidente de la junta directiva de Acción Fiduciaria.
Si bien la constructora será liquidada, el proceso no afecta a los patrimonios autónomos que desarrollan los proyectos y los derechos de los inversionistas.
Sin embargo, el panorama parece poco alentador. Trujillo explica que aún está vigente el contrato con la constructora para terminar el proyecto, y que la problemática de buscar otro constructor son las condiciones actuales del proyecto. “Este constructor aceptaba que se le pagara en especie, con activos que tiene el proyecto sin vender, no se le daba dinero, porque lo que el proyecto no tiene es liquidez”, explica, pero hace la salvedad de que “varias cadenas han mostrado interés en el hotel”.
El directivo de Acción Fiduciaria dice también que “la construcción se debería reactivar, en sana lógica, a finales de este año, para tener el hotel disponible en 2023”, considerando también las proyecciones de reactivación del sector turismo de modo que lleguen clientes para el hotel. “Hay que cuadrar la construcción con la ocupación”, dice.
Trujillo asegura, sin embargo, que el proyecto “está más de 60% entregado, con personas viviendo allí, con oficinas, locales comerciales y parqueaderos, lo único que falta son los hoteles”, y que lo más importante, es recuperar la confianza de los inversionistas.
¿Y LOS INVERSIONISTAS?
A pesar de que los patrimonios autónomos que se constituyeron para financiar el BD Bacatá están protegidos legalmente, la preocupación de las personas que aportaron financieramente al proyecto sigue.
“Desde hace más o menos cuatro años se presentan problemas en la infraestructura, con los ascensores, y el séptimo sótano está inundado, todo porque no se ha hecho un mantenimiento en la infraestructura. El edificio está en abandono”, dice Janeth Pinilla, residente del BD Bacatá.
“La gente está desesperada, alrededor de 240 familias viven y tenemos cerca de 6.000 personas que se están quedando con el dinero en el aire, y la fiduciaria no responde”, dice también otra residente que prefirió no ser identificada.
Laura Lucía Becerra Elejalde