La marca de café San Alberto, que se produce en la finca del mismo nombre en Buenavista (Quindío), refuerza su tarea de ganar reconocimiento en el mercado local y, especialmente, internacional.
El reciente Campeonato Mundial de Baristas en Bogotá le dejó a la marca super premium posibilidades de ampliarse en el mercado externo.
Consiguió interés de potenciales compradores de Australia, Singapur, Holanda y Japón, según Juan Pablo Villota, gerente de la marca.
Tras conseguir en Corea del Sur el primer destino de parte de su producción, en los últimos meses los clientes se han extendido a Suecia y Canadá.
Villota asegura que San Alberto es un producto que responde a la expectativa de “un nicho de mercado que está buscando una relación directa con el productor y que está aburrido de los intermediarios”.
Para el empresario, entre los clientes que se encargan de colocar el café en otros países la marca ya se identifica como una propuesta progresista, exquisita y lujosa que ha sido capaz de ofrecer distintos perfiles de su plantación a través de un juego sobre los frutos de maduración de la cereza, lo que le permite ofrecer de un mismo lote y un mismo día de recolección dos cafés distintos.
Hoy esperan que mejore la cosecha tras el invierno.
Se estima que por ello la producción será de entre los 65.000 y los 70.000 kilos de café, 30.000 kilos menos que el año pasado.
El aumento de la producción es clave para materializar la atención a sus nuevos clientes en el exterior, que “se han dado cuenta de que no son sólo pequeñas fincas que apuestan por subsistir, sino que hay propuestas de índole privada, donde no somos las más grandes pero sí tenemos una mentalidad para ofrecer al mercado lo que está buscando”, señala Villota.
Constanza Gómez G.
Economía y Negocios