Se selló en Seúl el tratado que contempla eliminar aranceles para impulsar intercambios e inversiones bilaterales.
"Trataremos de que el acuerdo entre en vigor antes de finales de este año", adelantó a la agencia EFE el ministro de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, Sergio Díaz-Granados, que junto con su homólogo surcoreano, Bark Tae-ho, firmó el texto definitivo del TLC en la capital surcoreana.
Para Colombia, dice Díaz-Granados, el acuerdo es un paso clave para la estrategia de llegar a los ricos mercados de Asia y atraer inversión de esa región.
El pacto comercial, que antes de entrar en vigor deberá someterse a la aprobación en los congresos de ambos países, eliminará los aranceles del 96,1 por ciento de los productos colombianos en Corea del Sur y del 96,7 por ciento de los bienes surcoreanos en Colombia en un plazo de 10 años.
Díaz-Granados destacó que el TLC estimulará las exportaciones colombianas de productos agrícolas, cuyos aranceles "pasarán del 15 o el 20 por ciento a cero" y destacó que el café en grano gozará de una eliminación de tasas inmediata y sus derivados en tres años.
En cuanto a las exportaciones surcoreanas a Colombia, en un plazo de diez años desaparecerán los aranceles sobre las ventas de automóviles y piezas.
La aprobación del TLC ha generado en Colombia el rechazo de las centrales obreras y fabricantes de autopartes, electrodomésticos, entre otros, y, por otro lado, el apoyo de gremios de la industria y el agro.
En respuesta a las voces críticas, el ministro recordó que Colombia ya mantiene acuerdos de libre comercio con otros países exportadores de vehículos y aseguró que su Gobierno potenciará la eficiencia y la productividad de las industrias locales para compensar el aumento de la competencia.
Mientras el Gobierno quiere que entre en vigencia este año, el bloque opositor, integrado por las centrales obreras (CGT, CUT y CTC) y el Grupo Proindustria (de empresarios de diferentes sectores), pidió al Congreso de la República que no lo apruebe.
El TLC, que comenzó a negociarse en 2009, significará además "una relación bilateral más fuerte y dinámica" no solo en materia de intercambio comercial, sino también para las "inversiones y negocios entre ambos países", aseguró el embajador colombiano en Seúl, Jaime Alberto Cabal.
Cabal reiteró que el acuerdo servirá para potenciar los negocios de empresas de Corea del Sur en Colombia en sectores como la minería, los hidrocarburos o la construcción, en línea con las políticas de atracción de la inversión extranjera en estos sectores impulsada por Bogotá.
Colombia y Corea del Sur, cuyo comercio se multiplicó por cuatro entre 2002 y 2011, intercambiaron productos el año pasado por valor de 1.890 millones de dólares, de los que casi 1.500 millones de dólares fueron exportaciones surcoreanas a Colombia, según datos de Seúl.
Las ventas colombianas a Corea del Sur son principalmente carbón, café y metales, mientras la cuarta economía de Asia, hogar de grandes conglomerados como Hyundai, Samsung o LG, exporta principalmente a Colombia vehículos, autopartes, maquinaria y productos tecnológicos.
En Colombia, Proexport ha identificado oportunidades de negocios, y en la industria se destacan cosméticos, aseo personal, textiles, cueros exóticos y sus manufacturas, confecciones como ropa interior, vestidos de baño y ropa de control, como fajas adelgazantes.
En agroindustria, se identificaron posibilidades para derivados de cacao, confitería, panadería y molinería, frutas, azúcares y endulzantes, palma de aceite orgánico, café y derivados del café.
El bloque opositor de empresarios y trabajadores dice que este TLC "es especialmente lesivo para los intereses nacionales. Las industrias automotriz, de autopartes, electrodomésticos, electrónica, petroquímica, textil y confecciones serán empujadas hacia su ruina, porque tendrán que competir en desigualdad de condiciones con la poderosa industria surcoreana y los grandes subsidios oficiales de ese país".
REDACCIÓN ECONOMÍA y EFE