El premio como Emprendedor del Año Master 2013, entregado el martes 22 de octubre por la firma Ernst & Young Colombia, es un logró más que se suma a la exitosa carrera que ha trazado el industrial vallecaucano, Carlos Vallecilla Borrero, fundador del grupo Carval.
Los antecedentes de esta compañía datan de 1988, cuando se fundó los Laboratorios Agroavic (hoy Carval) dedicados a la producción y comercialización farmacéuticos para la industria pecuaria.
Un año después, Vallecilla fundó laboratorios La Santé, para la producción de productos famacéuticos para humanos.
Hoy, con empresas expandiéndose a 17 países de América y evaluando posibilidades en mercados de África y de la Comunidad Europea, esta compañía sigue creciendo en la industria de los laboratorios farmacéuticos veterinarios.
De esta forma, le reconoce su labor en el ámbito empresarial y, de paso, lo consolida como un referente del emprendimiento nacional no solo para otros líderes con un camino recorrido, sino para las nuevas generaciones.
Precisamente, muestra de ello es el reconocimiento de E&Y, que también tendrá una trascendencia internacional: el próximo año, el industrial estará en Mónaco (Francia) dando a conocer lo que hace con su compañía y, sobre todo, mostrándose como fiel representante del crecimiento del empresariado nacional en el mundo.
Pero el logro de hace dos días tiene antecedentes que comienzan cuando Vallecilla Borrero contaba con apenas 15 años, ya que a raíz de los problemas de salud que sufría su padre, debió abandonar el colegio San Luis Gonzaga, en Cali.
UNA HISTORIA DE LOGROS
La decisión inmediata fue ingresar al mundo laboral y empezar a trazar una ruta de emprendimiento, que consolidó con el tiempo.
Su primer trabajo fue como supernumerario en el Banco de Colombia, hoy Bancolombia; allí, después de diez años de labores y de pasar por diversas áreas como cobranzas, cartera y giros, se convirtió en gerente suplente.
Ese peldaño alcanzado fue el que siguió abriendo el camino que lo empezó a formar como líder.
Sin embargo, mientras alternaba su trabajo de oficina con otros proyectos personales, Vallecilla no se quitaba de su mente la idea de tener su propio negocio, pues creía que sus ingresos podían mejorar.
Con este nuevo reto en su proyecto de vida, él se dio a la tarea de buscar más oportunidades y encontró que, para esa época, el comercio de pollos era mínimo y, por lo tanto, había posibilidades por explorar.
Un viaje a Panamá, donde vio un asadero de pollos, lo marcó al punto de que decidió invertir en ese negocio.
Lo particular del lugar era que funcionaba de una manera novedosa, los carros llegaban, pitaban y les pasaban un pollo en una cajita. Con base en esa premisa inició un asadero de pollos, La Fonda del Pollo.
Luego, para confirmar su camino como un empresario independiente, invirtió en una granja avícola en 1956.
En los años sesenta creció el negocio avícola, a través de Industrias Avícolas CV y una década después, tras una crisis, traza la ruta que lo llevaría a distribuir vacunas y equipos para el sector avícola.
Luego, con Carval, que creció de tal forma en los ochenta, tuvo que iniciar la comercialización de materias primas para el sector farmacéutico veterinario y humano hasta consolidar la firma que le ha merecido el galardón de E&Y.