Al margen de las cábalas sobre cuánto más o menos se puede mover el precio del dólar, en la práctica, los consumidores, los comerciantes pequeños y los empresarios, en general, sienten los efectos de esa situación que tiene en vilo a la economía.
En los populares sanandresitos de varias ciudades del país, que basan su oferta en los productos importados, se notan caídas en las ventas, algunos hasta reconsideran achicar sus negocios y hasta han cerrado locales.
Así lo señala Albeiro Camacho, presidente de la Federación de Sanandresitos de Colombia (Fesacol), quien indica que tiene el reporte de cierre de seis locales que comercializan productos de electrónica, ropa y telefonía celular.
“Muchos están liquidando lo que tienen porque no pueden trabajar a pérdida y seguir pagando arriendos caros”, explicó el vocero gremial.
Cristina Méndez es unas de las comerciantes afectadas. Trabaja en la venta de vestidos de fiesta en el Sanandresito de San José, en la capital. Maneja una bodega desde donde atiende mayoristas que venden en localidades de Bogotá y poblaciones cercanas. Igualmente, opera un local para venta al detal. En ambos casos dice que la caída en las ventas es notoria.
Una prenda que a un comerciante mayorista se le vendía por 65.000 o 70.000 hoy se lo debe vender a cerca de 100.000 pesos, lo que ha frenado el comercio. En el local de venta al cliente final también ha tenido que aumentar. Si eso es con la mercancía que importó con un dólar de 2.800, la comerciante dice que es incierto qué puede pasar si compra sobre 3.000 pesos.
Conoce del caso de una comerciante de productos infantiles que tuvo que cerrar porque el negocio, sencillamente, no le daba, dice Méndez.
CENTROS COMERCIALES
Paulo Lara, gerente del centro comercial Atlantis Plaza dice que los reacomodos en los negocios por un dólar caro están en quienes importan artículos como perfumes, gafas, juguetes y decoración del hogar.
“Ahora requieren una mayor inversión en pesos de lo que habían proyectado a principio de año. Esa situación ha significado una importación más limitada y la disminución del stock en un 50 por ciento”, comentó.
En la práctica, dice el directivo, eso se traduce en una menor variedad de marcas al alcance del cliente.
En medio de la situación, los comerciantes de Atlantis Plaza desarrollan estrategias para aprovechar la agenda activa que trae el segundo semestre con Amor y Amistad, Halloween y Navidad.
“Considero que -en esta parte del año- el consumidor va a seguir comprando”, señaló Lara.
Algunos comerciantes consultados allí aseguran que, de todas maneras, no ven todavía el panorama tan gris porque tienen inventario comprado con el dólar a más bajo precio.
Y los que ya han tenido que hacer negociaciones en el nuevo escenario cambiario dicen que tienen que ser más agresivos a la hora de negociar con los proveedores que les venden en dólares para obtener mercancía a buenos precios.
Por su parte, María Clara Acevedo, gerente del centro comercial Centro Chía, explicó que en estas últimas dos semanas se ha notado una disminución en el consumo, especialmente en lo que tiene que ver con la demanda de productos suntuarios.
Dice que es probable que los clientes estén en una actitud prudente y están temerosos de que puedan aumentar los precios.
No descarta un impacto en las ventas de final del año, aunque dice que la llegada de mayores turistas del extranjero por la misma devaluación o la decisión de muchos colombianos de no salir del país puede ser un factor que favorezca los negocios en los meses que vienen.
“También puede compensar el hecho de que el producto colombiano tome fuerza”, señaló.
Grandes firmas del comercio como Homecenter y el Éxito han advertido un bajo impacto por esa situación, gracias a que importan poco.
Al respecto, esta última cadena comenta que la tasa de cambio encarece los productos importados. Sin embargo, más del 95 por ciento de su artículos son de origen local, por lo que el impacto ha sido bajo. “Un beneficio para la producción nacional es un estímulo para el consumo y por lo tanto para el Éxito. Podemos decir que somos el gran comprador de productos colombianos, con cerca de 6,5 billones de compras anuales”, dice la cadena.
IMPORTACIÓN DE LICORES
Importadores de productos como los licores también notan las consecuencias de la mayor devaluación. Isidoro Esquinazi, director de mercadeo de Pedro Domecq, comenta que la industria de importadores de vinos y licores ya tuvo que actuar frente esta situación.
“Tuvimos que renovar una lista de precios, ajustarnos a la realidad del país y de la moneda”, explicó.
Esto, dijo, quiere decir que ya se encuentran en el mercado productos que han subido en un orden del 8 por ciento.
Esquinazi señala que el dólar a 3.000 no es pasajero y tanto importadores como consumidores finales, en general, se tendrán que acostumbrar. “Tenemos que refrescar nuestra memoria, porque hace 12 años vivíamos y trabajábamos con un dólar a 3.000 o 2.800 pesos”.
De todas maneras, afirma, se fortalecerá la industria nacional que se debilita con un dólar bajo.
HARINERA DEL VALLE DEMORA DECISIÓN SOBRE NUEVA PLANTA
El gerente general de Harinera del Valle, Alfonso Ocampo Gaviria, reconoció que las definiciones del proyecto de abrir una planta de producción en Barranquilla se demorarán por el fenómeno de la devaluación.
“Los equipos que requiere la planta son importados y así se aumentan los costos del proyecto”, explicó el directivo al presentar el balance de sostenibilidad de la compañía que sumó el año pasado 4.000 millones de pesos.
Igualmente, advirtió sobre el peso del dólar a mayor precio para efectos de las compra en el exterior de trigo, su materia prima principal.
En compensación, la compañía espera beneficios vía exportaciones, al tiempo que expresa satisfacción porque la devaluación hace más competitiva la industria nacional. De hecho, destacó que por primera vez, las importaciones de pasta cayeron, según las estadísticas de Fedemol. Esto, dice el empresario, favorece las marcas nacionales.
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