En el último lustro, Confiar incursionó en la financiación de vivienda y emitió su tarjeta de crédito. Ahora, está aguardando por la autorización para titularizar su cartera hipotecaria y para el primer semestre espera hacer la primera emisión de títulos por 30.000 millones de pesos.
Esos pasos hacen parte del proceso de expansión de esta cooperativa financiera a la que le dieron origen hace 45 años en Antioquia un puñado de trabajadores de Sofasa, y que hoy cuenta con 46 oficinas en varias ciudades del país.
Su gerente, Oswaldo Gómez, explica que, en general, las cooperativas financieras habían reinado en los préstamos para consumo y centraron el 90 por ciento de sus colocaciones allí. Sin embargo, la competencia se fue complicando cuando los bancos comenzaron a otorgar créditos por libranza a los asociados de las cooperativas con cuotas que se descuentan directamente de la nómina.
“Ahí vimos que era necesaria una perspectiva distinta, además de un crédito que les permitiera a las familias tener una mejor condición, porque el crédito de consumo lo único que genera es endeudamiento, distinto al crédito hipotecario, que resuelve la necesidad de vivienda de las familias”, añade.
Fuera de eso, se trata de préstamos más seguros porque están basados en una garantía real (el inmueble) y generan una relación de más largo plazo. A esas circunstancias se unió la política de vivienda de interés social del gobierno Santos, que ofreció un subsidio a la tasa de interés y les dio la posibilidad a las cooperativas de apalancar sus créditos con desembolsos de la Financiera de Desarrollo Territorial (Findeter).
“Las demás cooperativas no han incursionado tanto acá porque esto requiere de una alta especialización y la cooperativa ha generado cierta experticia, hasta el punto de que creamos una entidad de apoyo que se llama Sólida SAS”, agrega.
Vivienda: 30 % en cartera
La cooperativa tiene cerca de 7.000 créditos hipotecarios con una cartera de casi 170.000 millones de pesos (al rededor del 30 por ciento de su cartera total, a cierre del 2014) y casi 100.000 millones están garantizados por Findeter. Pero además, les ha prestado a los constructores casi 50.000 millones de pesos.
En Bello (norte del valle de Aburrá) acaba de terminar 720 apartamentos y avanza con 1.200. En La Estrella (sur) empezará 600 apartamentos pronto. Adicionalmente ha construido en Urabá, Caucasia, el oriente antioqueño, Boyacá y Bogotá.
La proyección para los próximos tres años es hacer no menos de 5.000 viviendas y prestar sobre ellas cerca de 50.000 millones de pesos. “Tenemos alianzas con constructores para Casanare, Yopal Villavicencio y Acacías (Meta)”, reveló Gómez.
Por otra parte, Confiar fue autorizada para realizar transacciones virtuales de sus CDT a través de la Bolsa de Valores de Colombia, lo cual permitirá mayor afluencia de inversionista. Ahora, también está pendiente de recibir la certificación de sus créditos hipotecarios por la Titularizadora Colombia, para hacer la primera emisión de títulos por 30.000 millones de pesos antes de junio. “La cartera sigue siendo administrada por Confiar, lo que es muy favorable porque mantenemos la relación con los asociados y nos da recursos para seguir invirtiendo en vivienda”, explica Gómez.
Si esto funciona bien, la intención es aliarse con constructores para vivienda de clase media, cuyos créditos no son respaldados por Findeter.
El propósito de la cooperativa es crecer en el 2015 más del 17 por ciento y colocar por lo menos 400.000 millones de pesos en créditos. En el 2014 fueron 330.000 millones.
LA LLEGADA A BOGOTÁ, UN PASO VITAL PARA LA COOPERATIVA
Desde hace tres años Confiar empezó a entrar al mercado de Bogotá, donde ya cuenta con 9 oficinas.
Oswaldo Gómez explica que todo hizo parte de un proceso. Sofasa tenía una planta de ensamble en Duitama (Boyacá), por lo que abrieron una oficina allí para atender a los afiliados.
Después, la cooperativa se abrió a otros públicos y montó sedes en Tunja y Sogamoso. Pero como muchos boyacenses mantienen una estrecha relación con Bogotá, los socios presionaron para llegar a la capital de la República, coincidiendo además con la gran colonia paisa.
“Nosotros (los directivos) también vimos la oportunidad de un mercado muy grande que no estaba bien atendido por el sector cooperativo; con la primera agencia vimos las grandes potencialidades y el tiempo nos ha demostrado que ese pálpito era real”, anota el gerente, quien no descarta que los proyectos de vivienda en otras partes los lleven a establecer más sedes.
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