Ante el retraso en la construcción de la subestación Nueva Esperanza, proyecto clave para la confiabilidad del servicio de energía eléctrica en Bogotá, Cundinamarca y el Meta, la Empresa de Energía de Bogotá (EEB) está tras la aprobación, por parte del Gobierno, de una nueva iniciativa orientada a mitigar la vulnerabilidad del sistema eléctrico por cuenta del mayor consumo proyectado para los próximos años.
La presidenta de la Empresa de Energía, Sandra Fonseca, señaló que luego de la reciente aprobación del sistema de compensación variable en la subestación El Tunal, que costará 52 millones de dólares, se busca que el Ejecutivo le diga sí a una nueva inversión similar, por otros 52 millones de dólares, para la subestación Noroeste, localizada en el occidente de la capital de la República.
“Necesitamos que el Gobierno nos los apruebe urgentemente.
Si no nos los aprueba, tendremos que hacerlo y luego ver cómo lo remuneramos”, señaló la directiva.
Si se toma la decisión de autorizar este sistema, la infraestructura debería estar operando en septiembre del año 2015, para mitigar los riesgos de ese año.
La directiva recalcó que si bien el costo de estos dos proyectos es menor que la línea de transmisión de Nueva Esperanza, solamente mitigan el riesgo de este retraso.
INCENTIVAR LA DEMANDA
Durante la presentación de un análisis del centro de estudios económico Fedesarrollo sobre la situación energética en Bogotá y Cundinamarca, que reveló una caída en el consumo residencial frente al comercial en los últimos 22 años, la Empresa de Energía de Bogotá ya tiene identificados 10 proyectos para incentivar la demanda, y por esta vía, facilitar la reducción de tarifas.
“Necesitamos cambiar estructuralmente el crecimiento de la demanda porque si ello se hace para subirla, las tarifas en promedio van a disminuir y la competitividad va a mejorar”, sostuvo Sandra Fonseca.
Por el auge del gas natural, entre 1990 y el 2012, la participación del sector residencial en el consumo de luz bajó 13 puntos porcentuales, mientras la del sector comercial subió 16 puntos, para ubicarse en el 26 por ciento.
La industria aumentó el consumo en dos puntos porcentuales en el periodo. Entre las iniciativas que se revisan está la movilidad eléctrica y el incremento del consumo rural, ya que en Bogotá y la región todavía hay cerca de 148.000 familias que cocinan con leña.
También se busca mantener el consumo de gas natural vehicular ante la finalización de la vida útil de los primeros carros que se convirtieron a esta tecnología.
Así mismo, estiman que el crecimiento de la demanda de energía en Bogotá y Cundinamarca entre el 2013 y el 2020 estará entre 3,6 y 3,8 por ciento.
METRO NO DISPARARÁ EL CONSUMO
Según Fedesarrollo, si en el 2020 Bogotá ya tiene rodando la primera línea del metro pesado, esta no representará un salto en el consumo de energía, ya que su participación en la demanda de potencia sería de 1,9 por ciento. Si para ese año existieran todos los medios de transporte previstos se consumirían 61 megavatios de potencia más.