Entre los primeros están el Gobierno y los empresarios colombianos que ven en ese acuerdo enormes oportunidades de exportación al país asiático y de inversión de capitales coreanos en Colombia, con efectos positivos en la generación de empleo.
Los segundos, principalmente del sector automotor y sus partes, por el contrario, consideran que el TLC, del cual ya van cuatro rondas y dos minirrondas de negociación, la última en Cali a principios de octubre, aseguran que será la debacle para las tres grandes ensambladoras que operan en el país y, por consiguiente, para los proveedores locales de autopartes, que frenará millonarias inversiones previstas y cuyo resultado se verá en la destrucción de empleos industriales calificados.
EL TIEMPO recibió a varios empresarios del sector automotor, entre estos Carlos Mattos, presidente de Hyundai Colombia, y Hernán Yunis, su vicepresidente de Proyectos; Arturo Calvo, gerente administrativo de Metrokia, y Hernán González, presidente de la Cámara Colombo-Coreana de Comercio e Industria. También estuvo el secretario Técnico de la Federación Colombia de Ganaderos (Fedegán), Fernando Moncada, quienes hicieron una férrea defensa del TLC que se está negociando con Corea.
Todos parten de asegurar de que el objetivo de un acuerdo comercial es beneficiar al consumidor con variedad, calidad y precios de los productos, que bajarían con el desmonte gradual de los aranceles, y no para favorecer o perjudicar a un sector en particular, con lo cual aluden a la afirmación de voceros de las ensambladoras que funcionan en Colombia de que el TLC con Corea significará su desaparición y la de miles de puestos de trabajo calificados.
El país, dijo Mattos, debe entender que (los importadores de autos coreanos) quieren un TLC integral con el país asiático y que su idea no es acabar con la industria automotriz colombiana. "No es cierto que las ensambladoras quedarán en rines", señaló el empresario.
Además, agregó, es errado el concepto de que el empleo nuevo solo es aquel que se genera en la industria, porque no tiene en cuenta todos los puestos de trabajo que se crean en la comercialización de vehículos, talleres de mantenimiento y servicios, como los financieros.
González enfatiza en que como el mercado colombiano no es suficiente para estimular el crecimiento económico y es necesario buscar compradores en otros países, como Corea, a través de un TLC. "Es una oportunidad de crecimiento y negocios para las micro, pequeñas y medianas empresas", afirmó.
Un documento de este grupo de empresarios advierte que los perdedores con el acuerdo que se está negociando son los monopolios internos, las firmas a las que no les interesa ser competitivas, los sectores protegidos, entre los que se encuentran ensambladoras y autopartistas.
El presidente de Hyundai Colombia cuestionó duramente al presidente de General Motors para Suramérica, Jaime Ardila, y al presidente de General Motors Colombia, Santiago Chamorro, por "oponerse de una manera tan descarada al TLC". Las ensambladoras, agregó, llevan 50 años vendiendo en Colombia "y no tenemos un vehículo colombiano, sino ensamblados, con el 90 por ciento de sus partes importadas". Si General Motors va a hacer una inversión de 200 millones de dólares, dijo, pues hágala para que sea más competitiva, "pero salgamos de ese limbo de engatusar al consumidor colombiano".
La protección a través de altos aranceles, comentó Ricardo Lozano, asesor de ese grupo de empresarios, conduce a precios muy elevados de los vehículos y además frena su crecimiento. El potencial de ventas es de 450.000 unidades, pero este año, que será el mejor en la historia del sector, se facturarán alrededor de 250.000 unidades.
Lozano señala que hay por lo menos 10 gremios empresariales que coinciden en la defensa de un TLC con Corea, como Acicam (productores de calzado y marroquinería) y Asocolfores, productores de café, ferroníquel, químicos, chatarra, biodiésel, alimentos con azúcar. "Tenemos más de 200 empresas que están exportando a Corea, algunas más de 500.000 dólares, que se verían benefiadas con el acuerdo".
Corea, terció Fernando Moncada, prácticamente importa todos los alimentos que consume su población, de elevado ingreso per cápita, y Colombia, con un acuerdo comercial, tiene la posibilidad enorme de venderle, entre otros productos, grandes volúmenes de carne y productos lácteos.