Representantes de las empresas colombianas QBO Constructores y Arpro, que desarrollan el megaproyecto inmobiliario Atrio, recibieron al arquitecto Richard Rogers, quien llegó a Bogotá a ver detalles de la obra que diseñó su compañía, Rogers Stirk Harbour + Partners.
Ubicada en la intersección de la calle 26 y la avenida Caracas, en el Centro Internacional de Bogotá, la obra avanza con la ejecución de la primera torre de 44 pisos, que estará lista en el 2018 y en la que se invertirán 250 millones de dólares. Como complemento se levantará otra de 59 niveles; en conjunto, ofrecerán oficinas, hotel y, sobre todo, espacios para el encuentro y la cultura de la ciudad.
Más zonas públicas
Ayer, Rogers también participó en un conversatorio sobre transformación urbana y espacio público en el centro de convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada donde, precisamente, estará ubicado Atrio.
Según el arquitecto, hace cien años 10 por ciento de la población vivía en ciudades; sin embargo, dentro de cuarenta más del 85 por ciento las habitarán y por eso “nuestra labor deberá centrarse en planificar, además de edificios, espacio público para que la gente se reúna y tenga calidad de vida”.
Para Rogers, la brecha entre ricos y pobres no ha cambiado; por eso, considera que parte de la responsabilidad social es entregarles a los dos, sin distinción, espacios democráticos.
“Todos tienen derecho a disfrutar un parque, una plaza, un entorno amable”, señaló. De Bogotá destacó su potencial. “Hay infraestructura que se puede aprovechar y por eso es un error moverse hacia afuera; mejor optimizar lo que se tiene, claro, de forma planificada”.
Finalmente, el arquitecto señaló que “es importante tomar acción de los vehículos, controlarlos y evaluar otras alternativas de movilidad; las bicicletas, por ejemplo. Algo que Bogotá está haciendo bien”, concluyó.
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