Bonos verdes, azules, de género e incluso en contra de la discriminación racial. Hoy en día existen cada vez más opciones ‘temáticas’ de inversión ante la gran demanda del mercado, pero más allá de que eso pueda parecer una moda temporal, Valerie Smith, directora Global de Sostenibilidad de Citigroup, considera que esto es un cambio permanente.
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En diálogo con Portafolio analiza el gran crecimiento de estas inversiones y asegura que el segmento de la banca de consumo de las personas tiene un gran potencial para desarrollar productos y servicios verdes y sociales.
¿Qué ha hecho Citi en inversión sostenible?
Nuestro objetivo de financiamiento ambiental es por $250.000 millones. Lo anunciamos el año pasado y es el más ambicioso hasta el momento, más del doble de las metas previas y para la mitad de tiempo. Esto lo hicimos por que la demanda de los clientes y el mercado en general de financiamiento ambiental está disparándose, además de usar esto como una especie de incentivo para impulsar esta tendencia. Para establecerlo, definimos criterios como la taxonomía verde de la ciudad, energía renovable, eficiencia energética, transporte sostenible, conservación del agua, economía circular, agricultura y uso de la tierra, etc.
¿Qué tanta participación tendrán estas inversiones frente al total de su portafolio?
Lo que buscamos es acelerar la captación. Más allá de la cartera en general, que es extremadamente amplia y cubre una gran cantidad de áreas, creo que la forma correcta de evaluar nuestro financiamiento ambiental es en términos del crecimiento, y este ha sido muy elevado. Por ejemplo, nuestro último objetivo, de US$100.000 millones, lo alcanzamos cuatro años antes de lo previsto.
¿Qué productos tienen más demanda?
Estamos viendo una innovación increíble en finanzas sostenibles. Cuando iniciamos este camino, los bonos verdes eran un producto nuevo, mientras que hoy sus características se aplican a la mayoría de opciones, dirigidas a desempeño ambiental y social. Por ejemplo, trabajamos en una solución para la cadena de suministro sostenible. Es decir, hemos podido tomar productos financieros tradicionales y adaptarlos a los factores ESG.
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Ese tipo de innovación se aceleró, al igual que el hecho de que la sostenibilidad se está integrando en el sector financiero de manera más general, y esto se está impulsando principalmente gracias a la demanda de los clientes.
¿Hay riesgo de que esto sea solo una moda?
Veo esto como un cambio permanente más que como una tendencia temporal. De hecho, en Citi hemos estado invirtiendo en sostenibilidad por más de dos décadas, pero se están estableciendo las bases y estándares.
Eso sí, con las preocupaciones por la covid, se llegó a reemplazar parte del enfoque ambiental, y se vio la relevancia de impulsar la financiación social. Cabe destacar que vemos un gran compromiso por parte de clientes e inversionistas, quienes ven los riesgos ambientales y sociales tanto como un problema potencial si no se atienden, como también como una oportunidad en su estrategia comercial.
¿Qué rol cree que deben jugar los bancos en la lucha contra el cambio climático?
Creo que juegan un rol muy importante, pues la creación de oportunidades para utilizar productos y servicios financieros sostenibles para ayudar a la sociedad a lograr los objetivos es un papel único. Eso sí, para resolver problemas sistémicos como el cambio climático, se necesita una asociación amplia.
Es decir, al sector bancario creando la oferta, pero también el liderazgo de los clientes corporativos y de los países, pues se necesita una política que englobe todos estos factores.
¿Cómo ha sido el desempeño del mercado?
Hemos visto un crecimiento increíble en el último año, pese a la pandemia. En primer lugar, además de los sostenibles, se ve un aumento en los bonos sociales. Citi, de hecho, emitió sus propios títulos relacionados con vivienda, y gran parte del alza en ese rubro tiene que ver con la equidad racial y la justicia social. También se observa que cada vez más los clientes quieren vincular sus líneas de crédito con su desempeño de sostenibilidad, pues si cumplen ciertos objetivos tienen beneficios, aunque también un aumento si no lo hacen.
Otra área es en el mercado de valores con la especificación sostenible. Seguiremos viendo finanzas en las que se unan aspectos climáticos y sociales con los objetivos de las firmas.
¿Se debe cerrar el grifo a energías fósiles?
Es necesario que trabajemos con nuestros clientes para ayudarlos en sus procesos hacia la sostenibilidad. En Citi tenemos relaciones profundas con sectores intensivos en carbono, y precisamente con ellos el enfoque es de acompañarles para que avancen en su transición energética. Dicho eso, actualizamos nuestros estándares para los combustibles fósiles, lo que incluye áreas que no financiaremos o que vamos a eliminar, como ocurre con el carbón térmico y partes del oil & gas.
Hay lugar para una buena gestión de riesgos ambientales y sociales, pero nuestro compromiso es ser cero emisiones netas para 2050, y eso incluye la transición de financiamiento en sectores de cero carbono. Nosotros mediremos, monitorearemos y gestionaremos las emisiones asociadas a nuestra financiación.
¿Ven nuevas herramientas de financiación?
Estamos trabajando intensamente en ello. Teniendo en cuenta lo que está pasando en el lado corporativo, con todo lo relacionado con financiación verde y social, creo que todo eso se puede aplicar también a las finanzas de consumo y de las personas, y es un área que tendría un crecimiento tremendo.
¿Qué impacto puede tener el apoyo a la lucha climática del gobierno de Joe Biden?
Creo que es positivo ver este nuevo impulso, pues se necesita un liderazgo en políticas climáticas, y también creo que puede ayudar a que otros países hagan más. Eso sí, lo que ha pasado en la comunidad empresarial es particularmente interesante, pues no esperaron a la acción del gobierno para tomar medidas.
Es por esto que lo que vemos es que hay una gran oportunidad de que el sector corporativo y los gobiernos trabajen de una manera colectiva para ayudar a estimular más las finanzas sostenibles.