La incidencia de producir bienes y servicios culturales supera los límites de las tradiciones y la creatividad, y suma a la economía de un país.
En Colombia, la economía ‘naranja’, como denomina el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a este tipo de actividades, alcanza el 3,3 por ciento del PIB. Se estima que genera 1,1 millones de puestos de trabajo y exporta al año 4.268 millones de dólares.
En esa cuenta puede estar, por ejemplo, la actividad que genera el despliegue artístico de Totó la Momposina o el cantante Juanes. También caben en este concepto expresiones culturales como los museos, las bibliotecas y los carnavales.
Además, quienes se dedican a la publicidad, la fotografía, las artes visuales, el diseño digital se consideran empresarios ‘cuello naranja’. Iván Duque, quien con Felipe Buitrago trabajó en el libro 'La Economía Naranja: una oportunidad infinita', del BID, explica que el sector es más relevante de lo que cualquiera se puede imaginar.
Buitrago agrega que “estamos tratando de corregir un paradigma de que la cultura no vale nada. Sucede que la realidad económica de este sector es mucho mas grande y profunda”.
Identificado el valor del sector y su relevancia para la construcción de un país con más “mentefactura”, los expertos proponen acciones y políticas públicas con el fin de que se estimule la economía ‘naranja’. Los analistas proponen siete acciones puntuales.
La primera es la información. Destacan que Colombia es pionera en América Latina y en el mundo con las estadísticas que lleva el Dane. Plantean ampliar nuevas categorías evidencien más su aporte a la economía.
Además, mencionan la importancia de una institucionalidad sólida. Por ejemplo, en Brasil opera una secretaría de la economía creativa dentro del Ministerio de Cultura.
Otros dos aspectos que se advierten en el análisis de los investigadores tienen que ver con la posibilidad de generar infraestructura adecuada y de propiciar condiciones para que sea una industria, capaz de generar negocios. Participan tres actores: el creativo, el generador de negocios y el inversionista que se anima a aportar capital para sacar adelante las nuevas ideas.
LA IMPORTANCIA DE LA 'I'
El tercer componente de una política en favor de la economía ‘naranja’ también tiene que ver con la integración de países en el ámbito interamericano, para desarrollar productos creativos “en grande”.
El sexto elemento es la inclusión, referente a la opción de que la economía ‘naranja’ sirva para cerrar brechas sociales, en lo que denomina el “estrato talento”.
El último es la inspiración y la importancia que se le otorgue a quien genera las ideas. Para inspirar al individuo, hay que recompensarlo con la oportunidad de hacer y la valoración de su trabajo. La educación desde la edad temprana es clave.
Los expertos insisten en la importancia de que se estimulen vías de financiación de crédito para los creativos. También que se fortalezca el sistema de propiedad intelectual.
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