La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) tiene un mensaje claro para el Gobierno: si no se mejora la infraestructura, se cambia la estructura tributaria de los tiquetes y no se desarrolla una regulación más inteligente para la industria, el turismo del país no va a hacer más que perder competitividad.
(‘Las aerolíneas necesitan más flexibilidad’, IATA).
Alexandre de Juniac, CEO de la organización, pone de manifiesto en este sentido que al hablar del turismo de Colombia, la actual capacidad del aeropuerto El Dorado es su principal problema, al tiempo que resalta que hasta que no se bajen los impuestos, este sector no logrará ser el moto de crecimiento que se espera de él.
¿Cómo le está yendo al tráfico aéreo en el mundo?
Hay crecimiento en tráfico de pasajeros, pero hay amenazas que están reduciendo ese avance significativamente. Y para el área de carga, estamos en el sexto mes con crecimiento negativo. Esperamos que el 2019 sea de ganancias, pero menores que en 2018.
¿Qué papel juega la guerra comercial en esto?
Las amenazas vienen de la guerra comercial, pero también de la inestabilidad en países importantes, los precios del petróleo o situaciones de las monedas frente al dólar, lo cual es un problema para nosotros.
¿Cuáles son esas cifras?
En pasajeros esperamos un crecimiento de entre 4% y 5%. En carga, si estamos en 0% será una victoria.
¿Cómo está Latinoamérica ante este panorama?
Lo está haciendo bastante bien, con ganancias netas previstas por US$200 millones, mientras que el avance en tráfico de pasajeros es bueno. En carga, es la región que tuvo el mejor comportamiento en abril.
¿Qué resalta de Colombia?
Es el segundo país en aviación de Latinoamérica, por detrás de Brasil, por lo que es muy importante. El crecimiento de pasajeros es increíble, pues hace 10 años tenía 19 millones y ahora está en 33 millones. Y en carga está siendo muy activo, con muchos más envíos de productos agrícolas como frutas, vegetales o flores. Esa es la parte positiva.
(‘Se debería disminuir número de operaciones en El Dorado’).
¿Y la negativa?
Se destaca la necesidad de ampliar el aeropuerto de Bogotá, pues está prácticamente saturado en capacidad; eso es clave. Luego, hay aspectos como optimizar el espacio aéreo, muy controlado y cerrado por el Ejército, así como los problemas de impuestos y costos, y que la regulación general no es la óptima, se debe desarrollar una mejor y más inteligente.
Sin la ampliación, ¿se le da una estocada al sector?
Físicamente, es imposible crecer si no se tiene la capacidad para ello. En muchas partes del mundo existen problemas de infraestructura, por capacidad y efectividad. En Colombia, el aeropuerto es el principal problema.
¿Cuál es la recomendación en cuanto a impuestos?
Simplificar el régimen de impuestos para reducirlos, e incluso eliminar algunos. En esta área, Colombia es uno de los países menos competitivos, pues cobra US$20 para vuelos nacionales y US$100 para internacionales, que es muy alto. Las ganancias por el gasto de turistas son mucho más altas para el Gobierno que para la industria.
¿Es tan malo ese nivel de impuestos en Colombia?
Claramente está en un mal lugar, pues en términos de impuestos no es competitivo. Se puede hacer mejor y se obtendría más dinero para otros gastos, gracias a la reducción. El turismo no va a ser un mayor motor de crecimiento si el Gobierno no baja los impuestos.
Si el IVA se reduce de 19% a 10%, eso incrementará el recaudo por ese IVA 0,9%, pues tendrá 9,9% más tráfico, es decir, 3,3 millones más de pasajeros. Al reducir los impuestos, se ganará más por esos gravámenes. El Gobierno no lo hace porque se cree que el mercado es inelástico, pero eso ya cambió, y es un riesgo que no quiere tomar.
Avianca, Alitalia, Ryanair, muchas aerolíneas están en problemas, ¿por qué?
Por la reducción de beneficios y el incremento de costos por la volatilidad en los precios del petróleo o los impuestos. También crecemos en volumen, pero el promedio de los tiquetes está cayendo. En Colombia, en los últimos 10 años, ese dato ha caído 45%. Y hay más compañías low cost, que dan más capacidad y competencia.
¿Cómo valora el impacto de la industria ‘low cost’?
Ha sido clave para desarrollar el tráfico aéreo y ha puesto presión en los precios, vinculando clientes que nunca habían viajado en avión, pues se empieza a competir con buses, ofreciendo mejor servicio, más seguro y con igual costo. La industria claramente ya no es solo para los ricos.
¿Qué tan fuerte es la presión por el cambio climático?
Bastante. Lo importante es que empezamos los esfuerzos por reducir las emisiones hace 10 años, al adoptar un plan a 2020 para reducirlas, por pasajero, en 1,5% y estamos por encima, entre 2% y 2,5%. También, para tener una huella de carbono neutral. En este tema algo importante será el uso de biocombustibles, y Colombia está en una buena posición para ello.
¿Cuál es el estado del arte de tecnologías como los aviones eléctricos?
Crece rápido, pero hasta dentro de 15 o 20 años no tendremos aviones eléctricos para transportar un número importante de pasajeros en distancias largas. Eso sí, la nueva generación de aeronaves permite ahorrar 20% o 25% de combustible, y la optimización de operaciones, entre 10% y 15%.
¿Y las tecnologías de reconocimiento facial?
La clave es mejorar la experiencia en tierra, que es la peor parte del viaje, y estamos en varios programas: tener una sola identidad que se pueda usar entre todos los gobiernos, con la misma plataforma basada en la biometría, para facilitar la seguridad y abordaje, o para rastrear el equipaje, entre otras.
¿Cómo va la pelea con las agencias de viaje del país?
Acabamos de tener acceso al documento legal, por lo que estamos en el día uno de este proceso.
¿Cuál es el mensaje al Gobierno de Colombia?
Lo principal es la necesidad de desarrollar la aviación, pues trae trabajos y prosperidad; hay que tomar las decisiones correctas por el bien del país. Colombia es un mercado privilegiado, pero si no se hacen estas reformas, es muy difícil ser competitivos. El país es dinámico, es un mercado en sí mismo y geográficamente está en un lugar inmejorable como hub, y eso hay que aprovecharlo.
Rubén López Pérez