Hablar de competitividad en el siglo XXI, sin tener un plan claro en sostenibilidad, no tiene futuro. Ni para las empresas, ni para los países.
(Empresas colombianas, líderes en estrategias de sostenibilidad).
Y en esto Suecia, país ubicado en la península escandinava al norte de Europa, ha sabido llevar este concepto a todos sus niveles económicos y sociales. Con poco más de 10 millones de habitantes, la nación nórdica ostenta un PIB per cápita de unos US$60.000 para 2021, según el Fondo Monetario Internacional, uno de los más altos del mundo.
La clave detrás de esto: la cooperación. Y un modelo de ‘triple hélice’, en el que academia, industria y gobierno trabajan juntos para desarrollar tecnologías en diferentes áreas.
(Colombia genera 12 millones de toneladas de basura al año).
En lo que tiene que ver con sostenibilidad ambiental, Suecia tiene la meta de convertirse en un país libre de emisiones de carbono (CO2) para 2045, y para ello el Estado lanzó Fossil Free Sweden. La iniciativa ayuda a fortalecer al sector industrial bajo la premisa de generar empleos y oportunidades de exportación, pero con productos y servicios libres de combustibles fósiles en sus procesos.
“Hemos encontrado que es posible incrementar nuestra competitividad y bienestar al ser libres de combustibles fósiles mucho antes que otras naciones”, aseguró a Portafolio el coordinador nacional de Fossil Free, Svante Axelsson. Con la estrategia se han diseñado 22 hojas de ruta para los diferentes sectores industriales.
Axelsson asegura que si bien hace 10 años eran los gobiernos quienes ponían presión sobre las compañías, ahora son las empresas quienes están impulsando al Gobierno: “los líderes industriales están en la primera línea”, y que esto ha acelerado el cambio.
“Es más fácil hacer política si se tiene el apoyo de las empresas, todos los actores deben tener las mismas visiones, los trabajadores, los sindicatos. Estamos construyendo un nuevo paradigma juntos”, reconoce.
LAS INDUSTRIAS
En la población de Kiruna, más allá del círculo polar ártico, se ubica el mayor depósito subterráneo de hierro del mundo, una mina operada por la compañía LKAB, la cual extrae 150.000 toneladas de hierro al día y aporta 80% del mineral que consume la Unión Europea.
La empresa, que tiene una participación del gobierno sueco del 10%, anunció hace año y medio la inversión de $400.000 millones de coronas suecas (unos 40.000 millones de euros) a 20 años en un proyecto para reducir emisiones de CO2 en 35 millones de toneladas por año.
El proceso apunta a dejar de producir canicas de hierro (iron pellets), que se generan en hornos a altas temperaturas que usan carbón, y por ende emiten CO2, y por el contrario usar hidrógeno para crear, sin emisiones, hierro reducido, conocido como hierro esponja.
Otro ejemplo de cooperación es el proyecto Hybrit (Hydrogen Breakthrough Ironmaking Technology por su nombre en inglés). En este participan LKAB y las compañías suecas SSAB, que procesa materias primas para producir acero, y la estatal Vattenfall, dedicada a la industria eléctrica.
Juntas pusieron en marcha una planta piloto en Luleå, una ciudad en la costa este del norte de Suecia, para fabricar hierro esponja y acero libre de combustibles fósiles.
Desde junio de 2021 el proyecto ha dado sus primeros resultados, y este acero ya fue puesto a disposición de otra multinacional sueca, Volvo, para fabricar los primeros automóviles libres de emisiones.
Justamente, el sector de transporte es responsable de 30% de emisiones en Suecia, y aunque firmas como Volvo llevan años incursionando en vehículos de bajo impacto ambiental y flotas eléctricas, esta marca cuenta con los primeros automóviles sin emisiones en toda su cadena de producción.
LAURA LUCÍA BECERRA ELEJALDE
PORTAFOLIO