Aunque no es la primera vez en la que el proyecto Cruce de la Cordillera Central entre Cajamarca (Tolima) y Calarcá (Quindío) o Túnel de La Línea pisa la cuerda más delgada, si es la primera en la que el Gobierno y el contratista saben que hay que tomar una decisión contundente, en medio de una tensa negociación, para avanzar en la construcción de la obra (Lea también: ‘Si caducan el contrato la obra se para’).
Se habla de sanciones, nuevos plazos, demandas, presiones y hasta de la posibilidad de declarar la caducidad del contrato. El ingeniero Carlos Collins Espeleta, representante legal de Unión Temporal Segundo Centenario, grupo encargado desde abril de 2009 del proyecto, habló en exclusiva con Portafolio.
¿Cómo va la obra?
La excavación del túnel va en 98 por ciento. Encontramos una longitud mayor de falla geológica, pero ya nos falta poco: 179 metros. El 30 de noviembre espero terminar y estoy pidiendo cinco meses adicionales para hacer el revestimiento del túnel y concluir las obras a cielo abierto en Tolima y Quindío. En el revestimiento, el Invías está pidiendo que sea en concreto hidráulico, que dura 100 años, y no lanzado, como estaba previsto inicialmente, que es para 20 años. Ese material cuesta más y no tengo plata. Entre uno y otro hay 19.000 millones de pesos de diferencia. Para los 8,6 km que tiene el túnel se necesitarían cerca de 164.500 millones. Llevo un kilómetro y no me lo han pagado.
¿El 30 noviembre quedaría en servicio?
No se podría inaugurar por dos razones: no hay vía de salida porque las obras anexas, una vía de 2,5 km y el revestimiento y pavimentación de 3 túneles cortos, se adjudicaron en julio pasado, estarán hasta mayo del 2015.
Las está haciendo Conlínea (los Solarte, Conconcreto y Estyma), los mismos que hicieron el túnel piloto. Del otro lado, el túnel no puede operar sin los equipos electromecánicos (luces y ventiladores) y hasta hoy el Invías no ha dicho quién va a hacer el montaje. Se necesita un año para adquirirlos e instalarlos.
¿Por qué no se ha podido concluir la construcción?
Se han venido acumulado una serie de factores económicos que han consumido nuestro capital de trabajo. No estamos quebrados, pero sí estamos ilíquidos. Los tropiezos son la ola invernal (la obra estuvo parada un año por cambios en la licencia ambiental), la aparición de fallas no previstas en el contrato original y por el túnel piloto, se preveían 740 metros lineales y cuando excavamos encontramos 3.900 metros, y porque el Invías tardó más de un año en definir el revestimiento que se iba a usar en el túnel.
¿Qué pasó con los 629.000 millones de pesos que se le pagaron?
Están invertidos en el nuevo contrato, que es más ambicioso y tiene mayores cantidades de obra. No me he robado un peso. Debido a la ola invernal del 2010-2011 se ampliaron las longitudes, se pasó de 1.217 a 3.829 metros lineales en puentes y de 1.775 a 3.119 metros en túneles. Son 2.612 y 1.344 metros adicionales, respectivamente.
Se habla de incumplimientos, pero el contrato original lo cumplí hace dos años. Estoy haciendo obras nuevas.
¿Quién las aprobó?
El Invías y la interventoría. La ola invernal nos abrió los ojos, vimos lo que costaría no hacer túneles y viaductos a tiempo. El Ministerio de Transporte, el Invías y la Cámara Colombiana de Infraestructura estuvieron de acuerdo.
Tomé el riesgo de hacerlas porque sabía que me las iban a pagar después, pero nadie dijo: no gaste esa plata y haga el trazado bordeando la montaña.
Pero el contrato ‘llave en mano’ tiene limitaciones...
Esa es la controversia jurídica, van a decir que es contrato a plazo y precio fijo. Sin embargo, sabían y estaban monitoreando el proyecto. Aquí les parece que hacer la carretera más barata es mejor, pero a la larga es lo más caro por el costo de atender los derrumbes.
GENERA UN AHORRO DE 6 KM DE RECORRIDO
“Tengo 75 años y 50 de ejercicio profesional. El Túnel de La Línea para mí no es una obra más, es la culminación de mi carrera. ¿Cómo quieren que me vaya con una ‘chambonada’? Es cuestión de orgullo profesional.
Si hubiera hecho la vía, como estaba planeada, pegada a la montaña, hubiera terminado hace tiempo. No lo considero una pérdida porque tengo fe de que el tribunal va a fallar a mi favor y voy a recuperar mi plata.
Nuestro diseño ahorra 6 kilómetros de recorrido, ¿eso cuánto vale? Poder andar por una carretera con buenas especificaciones y no por otra, cuyo trazado sigue la sinuosidad de la montaña”, dice Collins.
Christian Pardo Q.
chrpar@eltiempo.com