Tras recibir todos los permisos requeridos, la firma colombiana Medicamentos de Cannabis SAS, Medcann, espera estar sembrando y transformando marihuana con fines medicinales para los primeros meses del 2018.
Si bien aún no cuenta con la resolución en sus manos, el Ministerio de Justicia le confirmó ayer que ya está el visto bueno para la licencia de cultivo de cannabis sicotrópico. Ya tenía la que le permitía sembrar cannabis no sicotrópico y hace poco más de una semana el Ministerio de Salud había dado la de transformación.
Felipe Harker, vicepresidente ejecutivo de la compañía, explica lo que viene en este proceso para convertirse en la primera firma en el país en iniciar las labores de campo en este negocio naciente.
¿Qué viene ahora?
Entramos en el establecimiento del cultivo y estamos solicitando la licencia de construcción. También, comenzaremos el cerramiento de seguridad, que es primordial antes de empezar a producir. De acá a siete u ocho meses deberíamos tener una primera cosecha y empezar a extraer derivados.
¿Qué producirán?
En una primera etapa, Medcann espera producir un aceite en bruto que sirve de materia prima para el posterior procesamiento de pastillas, gotas, aceites vaporizables y cremas. Los clientes serán otras compañías que los reprocesen.
¿Con qué capacidad contarán?
Inicialmente, serán unos 650 kilos de aceite mensual, porque arrancamos solo con 10 hectáreas cultivadas. Pero lo primordial es que la primera etapa está mas orientada a la investigación y desarrollo de metodologías o formas de administración al paciente final, para finalmente poder producir unas gotas, pastillas, un inhalador o un parche que atienda patologías especificas. El mercado que se ha desarrollado de manera informal ha presentado el medicamento de cannabis de manera esotérica, diciendo que funciona para todo, desde el control de convulsiones hasta dolores de cabeza, etc., y nosotros queremos manejar esto con rigor.
¿Cuál es la segunda fase?
Cuando ya tengamos identificada no solo la genética, sino los manuales de cultivo y procesamiento y entendamos el producto final mas allá del aceite, se busca establecer un centro de refinamiento en Bogotá y la expansión del cultivo, que pretendemos hacer a través de terceros. La norma obliga a que el 10% de la materia prima venga de pequeños cultivadores, pero nuestra estrategia de crecimiento es usar esta modalidad lo más que se pueda.
¿Qué área propia de sembrados tendrán?
Medcann arranca con 10 hectáreas para abordar un mercado cuyo tamaño todavía es una incógnita. Esa extensión nos permite tener márgenes para crecer según la demanda, y no establecer un negocio de una magnitud que no sabemos si va a ser poca o mucha.
¿Cuándo comienzan a cultivar?
El cultivo se inicia en unos cuatro meses. Hay una regulación que está por terminar de desarrollarse y que tiene que ver con los cupos de la JIFE ( Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, que depende de la ONU y asigna cantidades permitidas para cada país). El Gobierno tiene que solicitar un cupo para lo que queda de este año y para el 2018. Hay otra cosa pendiente y es la certificación de las semillas por parte del ICA, debemos cultivar una primera cosecha y caracterizar las plantas para posteriormente registrarlas.
¿La trayectoria del país en este cultivo sirve de algo?
Esto no es tan sencillo como comprar la semilla y plantarla, porque no tenemos idea de qué contiene; hay que analizar la genética colombiana y ver sus beneficios médicos, que seguro los tiene. Pero además, los cultivadores agregan fungicidas que hay que verificar si no generan riesgo.
¿Cuál es la inversión?
Para el primer año (lo que queda del 2017 y agosto del 2018 aproximadamente) son entre 15 y 20 millones de dólares, incluyendo la planta de procesamiento en los Llanos y la planta de refinamiento en Bogotá. No las haremos al mismo tiempo, porque la segunda se tiene que dar cuando el departamento de investigación y desarrollo nos diga cuál es el medicamento ideal a producir.
Hasta ahora nuestro gasto ha sido en trámites legales y de comunicacionales para licencias. También se está haciendo una primera preparación de la tierra, con cercado, seguridad y diseños topográficos y estructurales para la planta de producción.
¿Cómo será la planta?
La planta va a ser totalmente autosostenible, como pilar fundamental del negocio que es. Establecemos el uso de energía fotovoltaica, dándole un control al desecho del cultivo. Pero no solo esto, sino que va a tener la última tecnología en procesamiento y analítica.
En extracción, estamos analizando las principales tres tecnologías que son el CO2 supercrítico, extracción por hidrocarburos y microondas.
¿En qué consisten esas tecnologías?
Son tecnologías que no han sido inventadas solo para los ingredientes activos del cannabis, por lo cual se ha hecho una adaptación; entendemos que la curva de aprendizaje tenga cambios y posiblemente la elección no dé resultados óptimos. Estamos dispuestos a invertir en esto así en cinco años la tecnología escogida sea obsoleta.
Cuando uno se toma una pastilla para el dolor de cabeza, son 500 miligramos acá o en China y el reto nuestro es llegar a ese grado de estandarización.
¿De dónde viene la inversión?
La inversión es privada, de nuestros socios. Este es un proyecto colombiano, que iniciamos Jon Ruiz y yo, y nos asociamos con unos partners canadienses que tienen el conocimiento de la planta, su cultivo y procesamiento.