Como sucede con los emprendimientos en cualquier sector, los altos índices de mortalidad en sus primeros años de vida también afectan a las ‘fintech’ (‘startups’ que ofrecen servicios financieros basados en tecnología).
En un estudio realizado recientemente por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Finnovista, se encontró que 85 de 703 emprendimientos ‘fintech’ habían cesado operaciones, lo que representa el 12 por ciento.
(Las ‘fintech’: ¿amenaza u oportunidad?).
Se estima incluso que si se mira en un periodo de tres años, la mortalidad es mucho más alta, pues los riesgos son grandes en temas como falta de financiamiento, competencia, o simplemente no adaptarse a los cambios del mercado.
El segmento en donde se observa la mayor mortalidad (17 por ciento) es el de gestión de finanzas personales y ‘crowdfunding’. En el primer caso, se trata además del servicio con menor dinámica en el último año, lo que según el BID y Finnovista, sugiere que hay saturación de mercado y alta competencia.
Les siguen las ‘fintech’ de gestión patrimonial, con una mortalidad de 15 por ciento, y con un 14 por ciento se ubicaron las de seguros y las de puntaje, identidad y fraude.
(Dos de cada tres ‘fintech’ ya tienen un desarrollo avanzado).
En contraste, las menores tasas de desaparición de empresas están en dos segmentos. Uno, es el de gestión de finanzas empresariales, “lo que refleja la fuerza del sector pyme y la necesidad del mercado de tener acceso a soluciones que favorezcan a una gestión más eficiente de este tipo de empresas”.
El otro es el de negociación de activos financiero y mercado de capitales, como muestra de la sofisticación creciente del sector.
Los desafíos de las fintech dependen de su estado de desarrollo. Para las de etapas tempranas, el reto es lanzar productos, las que quieren escalar ya tienen un producto en crecimiento y expansión, pero dicen que necesitan financiamiento.