El consumidor de vehículos de gama alta a menudo se pregunta por qué en Colombia no se consiguen determinados modelos que sí se ven rodar por las calles de Miami, París, Londres o Munich. La razón es que los combustibles en el país aún no tienen la calidad suficiente para que los autos de tecnología avanzada, puedan garantizar el buen funcionamiento del vehículo.
Uno de los componentes es la cantidad de azufre en los combustibles disponibles en Colombia, y varían si es diésel o gasolina, e incluso la refinería de origen, si es Cartagena o Barrancabermeja, así como la región del país.
En el caso de la gasolina, el contenido de azufre que actualmente se suministra en Colombia es de 300 partículas por millón (ppm), que según la Carta Mundial de Combustibles (WWFC por sus siglas en inglés) permiten uso de motores con estándares de emisiones Euro I y EPA 1998. Esto difiere de la norma de emisiones consagrada en la resolución 910 del 2008, que establece límites máximos de emisiones equivalentes a Euro II. Sin embargo, el combustible requerido para el estándar Euro II es de máximo 150 partículas por millón (ppm) de azufre, el cual no existe en Colombia para la gasolina.
El nivel de octanaje en la gasolina es otra limitación que encuentran los fabricantes mundiales para exportar motores de alto desempeño a Colombia, pues en Colombia se suministra gasolina por debajo de 90 octanos mientras que estos motores requieren niveles superiores a 90 octanos.
En el caso del combustible diésel, a partir del primero de enero del 2015, solo se podrán comercializar motores diésel que cumplan con el estándar Euro IV que corresponde a una calidad de 50 ppm de azufre, según lo dispuesto por la Resolución 1111 de 2013, lo cual en teoría habría menos emisiones contaminantes de material particulado.
Sin embargo, actualmente el Gobierno no tiene la capacidad para garantizar al usuario final la calidad del diésel requerido para el adecuado funcionamiento de los motores Euro IV, como tampoco existen estudios técnicos en Colombia que demuestren que la tecnología Euro IV en motores diésel puedan operar convenientemente con mezclas del 10% en biodiesel, como está dispuesto en el decreto 2629 del 2007.
En agosto del 2013, cuando la Resolución 1111 estaba en desarrollo, expertos ambientalistas alertaron al Ministro de Medio Ambiente de turno, que de no implementarse correctamente la norma Euro IV, estos motores podrían sufrir deterioro acelerado y resultar contaminando entre 5 a 10 veces más que los datos declarados en el certificado de emisiones.
Finalmente, otro factor que limita la introducción de motores de última generación en Colombia es la política de mezclas obligatorias de biocombustibles, donde el consumidor colombiano no tiene opciones para escoger lo que más le conviene a su motor, y que puede traer nefastas consecuencias a los propietarios, inclusive con los vehículos que actualmente circulan en el país.
POLÍTICA DE MEZCLAS
Los fabricantes mundiales le han manifestado a Colombia que las mezclas máximas recomendadas de biocombustibles para motores convencionales, como los que operan en Colombia, son del 10% de etanol para la gasolina (E10) y 7% de biodiesel para el diésel o ACPM (B7).
No obstante, el Decreto 2629 estableció una mezcla obligatoria del 10% de biodiesel, a partir del año 2010, el cual no se ha logrado implementar a nivel nacional por varias razones, entre ellas está la falta de producción de ese combustible y la incertidumbre del efecto en los motores. Las pretensiones de los productores de biocombustibles en Colombia es alcanzar mezclas de 20%. En el caso del biodiesel, no existe ningún país que obligue a utilizar estos niveles de mezclas y persisten dudas de que en Colombia las combinaciones de biocombustibles superiores sean aptas para el correcto funcionamiento de los motores.
Oliverio Enrique García
Presidente de la Asociación Colombiana de Vehículos Automotores, Andemos.