Juan Nicolás Pinzón contó con la inusual oportunidad de llevar una vida donde acaso existen utopías, donde el trabajo consiste en construir y en vivir los sueños y en romperse el lomo al son de los excesos. Recibió una invitación a los hospicios de aquella reducida estirpe multibillonaria glorificada en la lista Forbes, la de Bill Gates, Carlos Slim, Warren Buffet y jóvenes geniales como Larry Page y Mark Zuckerberg.
Aquella es una perspectiva por la cual más uno apostaría cada una de las fichas de su juego de póquer, aunque fuera solo para ser testigo de estridencias más propias de dioses (del dólar) que de simples mortales.
Pero Pinzón no aceptó tal lotería. No quería ser empleado de nadie, ni siquiera de Richard Branson, un hombre que ocupa la posición 324 en la clasificación de los ultrarricos, uno de los emprendedores más influyentes del mundo, el excéntrico personaje de rasgos felinos detrás de Virgin Group.
Richard Branson evoca la opulencia propia de los monarcas del capitalismo, expresa en mansiones colosales, islas privadas, colecciones de autos extravagantes, yates del tamaño de estadios, jets privados, submarinos propios, deslumbrantes mujeres, castillos y hasta naves espaciales. Es un hombre con catadura de león y espíritu aventurero. Su fortuna se estima en 5.000 millones de dólares. El imperio de Virgin aglomera un estimado de 400 empresas con impacto en un generoso ramillete de sectores de la economía, desde los medios de comunicación hasta la glamurosa Fórmula 1.
Este joven de apenas 31 años prefirió buscar la gloria por su cuenta. “Los emprendedores son locos, de manicomio casi”, me confío en algún momento el director de HubBog Colombia, René Rojas. Cuando escuché la historia de Nicolás corroboré tal afirmación. Se requiere tal grado de valentía para iniciar la aventura del emprendimiento que resulta menester un coraje casi demencial.
Aunque Pinzón tuvo el coraje de no aceptar el trabajo, sigue siendo amigo de Sir Richard e intercambian correos con envidiable confianza. La cercanía con el magnate británico le permitió trabar poderosas amistades con personalidades como Justin Rockefeller, el sucesor de la dinastía petrolera más relevante de Estados Unidos, o la hermosísima Jessica Alba, estrella de Hollywood y consumada filántropa asociada a numerosas organizaciones humanitarias (eso sin contar con que es la doncella de los sueños de muchos hombres).
DE LOS SISTEMAS AL EMPRENDIMIENTO
Juan Nicolás no es un famoso ni pertenece a la realeza criolla. Nació en Bogotá. Vivió su niñez en el municipio de Puerto Rico, Caquetá, del que su padre fue alcalde y concluyó el bachillerato en el colegio Juan Bautista Migani de Florencia.
Primero quiso ser ingeniero de sistemas. Se enroló en la Javeriana. Su sábana de notas era ejemplar. Pero cuando cursaba quinto semestre se armó de valor para cambiar de rumbo. “Eso no era lo mío”, confiesa con orgullo. Dejó tirados los parciales finales y se dirigió a la oficina de la decana de Administración de Empresas, resuelto a obtener su aval para ser aceptado en dicha facultad.
La jugada de Juan Nicolás era arriesgada. La decana vio en sus ojos y en su actitud una determinación genuina y aceptó su solicitud. Jaime Pinzón, su padre, no le habló por seis meses, indignado por la imprudencia de su hijo. Ahora, a la luz de los éxitos cosechados en su carrera, Juan Nicolás se muestra convencido de que un estudiante debe dedicarse a su pasión.“Cualquier carrera es buena si uno va a ser el mejor”, sentencia.
De estatura promedio, moreno, cabellos negros, voz suave y mirada gentil, la juventud de Pinzón se camufla detrás del traje ejecutivo y la corbata lustrosa.
Nicolás fue elegido como la mano derecha de Richard Branson hace tres años; la vida de Pinzón dio un viraje de gracia cuando derrotó a 18 millones de personas que se batían en competencia para trabajar a la diestra del líder detrás de la emblemática discográfica Virgin Records.
El concurso que Pinzón ganó en 2012 se llamaba Misión Branson. Su carrera iba viento en popa cuando se llevó los honores. Un par de años atrás, había completado estudios de posgrado en Londres y después se había enrolado como Premier Relationship Manager para el banco HSBC. Nicolás se granjeó la fama de ser hábil con las finanzas durante las primeras fases de su carrera. Era el tipo al que todos consultaban para saber dónde y cómo invertir y se convirtió en asesor de confianza de los hombres más poderosos del sector empresarial.
Para entonces, también se había embarcado en un proyecto personal: Alloo, una aplicación cuya finalidad es acabar con las barreras del idioma entre personas de diferentes lugares del mundo. Se mostraba decidido a tomar las riendas de su destino profesional.
Virtud de esa determinación, solo terminó trabajando para Branson por un día, como editor del periódico Publimetro en Nueva York. En los 21 días posteriores lo acompañó en sus viajes y trabó amistad con él.
En la actualidad, Pinzón cuenta con tres empresas. Una es la mentada Alloo (Hola en francés), una aplicación en desarrollo que se encuentra en la mira de Branson. Cuando Alloo llegue al mercado, en 2016 si no sufren retrasos, los usuarios gozarán con una herramienta capaz de traducir voz en tiempo real del idioma del emisor al idioma nativo del receptor. "Pronto viajaré a Nueva York para ver avances en el desarrollo. Llevaremos a cabo pruebas a final de este año, antes de lanzar la 'app' definitiva", explicó a EL TIEMPO.
“En este momento, aún trabajamos con el propósito de que la aplicación concrete una traducción casi perfecta. Branson se ha mostrado interesado en invertir en ella para volverla exclusiva de Virgin Mobile. Sin embargo, ello implicaría cerrar puertas a otras oportunidades, así que he rechazado su dinero”, confiesa Nicolás.
Otra de las empresas de este joven emprendedor es Clog. Es una aplicación móvil cuyo objetivo es incentivar el uso compartido del automóvil. “Estamos cansados de la calidad de transporte sea muy baja. En una ciudad como Sao Paulo y México D.F. un ciudadano puede gastar 8 horas de su vida en su trancón. En Bogotá, siete de cada diez conductores van solos en su carro. ¿Por qué no compartirlo?”.
Clog se presentó en el pasado Campus Party. Aún no se encuentra disponible en las tiendas de Android y iOS, pero se proyecta su introducción al mercado en breve. Con Clog será fácil determinar qué personas de la misma institución educativa o laboral comparten rutas de desplazamiento.
"Lanzaremos Clog en un mes. Ya probamos la 'app' en California y en Colombia. En Estados Unidos logramos una facturación simulada de 2,3 millones de dólares al mes. En nuestro país llevamos un semestre de pruebas. Con una base de 5750 usuarios logramos ingresos por un millón de dólares. Esperamos que Richard Branson entre a invertir en este desarrollo cuando salga al mercado", contó Pinzón a Tecnósfera.
Pinzón también trabaja en una compañía llamada Petroservice. Ofrece servicios de purificación del crudo contaminado por medio de agentes bacterianos. "La firma se encuentra en proceso de reestructuración debido al bajo precio del petróleo, pero queremos seguir adelante. Somos líderes en el sur del país en tratamientos de agua, en contingencias ", aclara.
Juan Nicolás Pinzón afirma que su objetivo primordial no es ganar dinero. "De Richard Branson aprendí que lo relevante no es ser el hombre más rico del mundo, sino el más influyente; eso es lo que quiero llegar a ser. Quiero que mis emprendimientos tengan un impacto social", concluye.
CUATRO ENSEÑANZAS DE JUAN NICOLÁS PINZÓN
1. "Con lo simple de la vida es que uno logra romper los miedos, los paradigmas. El ser humano se complica de forma constante. Es necesario aligerar las cargas. Los problemas son momentáneos. Es imperativo sortear las barreras y no agrandarlas".
2. "Las personas que no consiguen sus sueños es porque en algún momento pensaron que no los podían conseguir y se lo creyeron: uno deja de disfrutar la vida por pendejadas. Nunca deje de soñar".
3. "Hay que disfrutar la vida. "Esta es una enseñanza que me dio Richard Branson. No hay que trabajar tanto. No sirve para nada. Es relevante divertirse porque eso ayuda a incrementar nuestra capacidad para innovar".
4. "Emprenda para generar un cambio en la sociedad, no se enfoque en el dinero. Si el producto impacta, genera atracción y los usuarios la recomiendan".
ÉDGAR MEDINA
Redacción Tecnósfera
@EdgarMed