Con 24 puntos en Bogotá y dos en Villavicencio, y una nómina cercana a las 600 personas, Martín Vidal es uno de los negocios referentes en el mundo de la estética en el país. Este sector, que desde hoy está autorizado por el Gobierno para su apertura con estrictos protocolos de bioseguridad, aún espera el permiso de las autoridades locales para prestar el servicio. Uno de los socios del grupo, que lleva su nombre habló con Portafolio sobre lo que ha significado el cierre de sus operaciones y las perspectivas que tienen para lo que viene.
¿Cómo ha sido este tiempo que llevan cerrados?
Nuestro proceso de cierre comenzó más o menos 15 o 20 días antes del anuncio oficial de la cuarentena, porque desde la última semana de febrero empezó a tomar fuerza la posibilidad de que se iban a tomar medidas de aislamiento como las de otros países. En la primera semana de marzo empezamos a sentir un descenso de un 30%, la segunda fue del 50% y la de antes de cerrar llegamos al 70% de los clientes que normalmente visitan las peluquerías. Y hoy, por supuesto estamos con cero ingresos.
Con nuestra nómina hasta el mes de abril pagamos completo, pero después tuvimos que hacer una reunión con nuestro equipo de trabajo y lamentablemente fue necesario llegar a un acuerdo mutuo de suspensión de algunos contratos. Adicionalmente, tenemos atrasados los pagos de nuestros proveedores y de nuestros arrendatarios.
¿Cuánto han dejado de recibir?
Mucho dinero, porque nosotros tenemos 24 puntos y realmente ha sido fuerte dejar de facturar. El monto más o menos por punto de venta son $60 millones.
¿Y han solicitado ayudas?
Bancóldex fue una las cosas a las que quisimos acceder, pero lamentablemente desde la primera llamada que hicimos a nuestro banco, con el que llevamos una relación de más de 15 años, nos negó cualquier tipo de crédito debido a que estamos sin generar ingresos.
Los préstamos blandos para nuestro sector no aplican, y el crédito Bancoldex no aplica, entonces hemos elevado la queja ante Fenalco y por las redes sociales, pero a hoy lamentablemente no tenemos ningún tipo de respuesta. El único crédito que nos han ofertado es el de nómina, pero ya cuando nos lo ofrecieron habíamos hecho un arreglo con nuestros colaboradores.
Desde hoy el sector está autorizado por el Gobierno, ¿tienen esperanza de volver a operar?
Es más viable abrir en Villavicencio, porque los locales están ubicados en centros comerciales próximos a abrir.
En Bogotá, al contrario, la mayoría de los puntos están a plaza abierta, o sea, sobre la calle, y ya sabemos que no vamos a poder abrir según las noticias de lo que informó la Alcaldía.
Pero nosotros tenemos una particularidad y es que nuestros negocios toda la vida han abierto a las seis de la mañana y cierran a las ocho de la noche. Entonces estaríamos dispuestos a madrugar más y a irnos un poquito más tarde, por ahí a las nueve de la noche, porque entendemos que la preocupación más grande de la Alcaldía es que no quiere saturar el transporte público.
Y es que nuestros puntos en Villavicencio solo representan el 10% de la facturación del Grupo. Nosotros tenemos 22 puntos en Bogotá y solo dos en Villavicencio.
Y más allá de la autorización, ¿cree que la gente va a sentir confianza en volver a las peluquerías?
Pues yo pienso que aquí tenemos varios retos, y uno de esos es que nuestro sector es muy desordenado. La única unión seria que tenemos es con la mesa sectorial de Fenalco peluquerías, y gracias a ellos nos hemos podido articularnos un poco.
En términos de protocolos, lo nuevo para nosotros va a ser el uso de tapabocas de manera constante, de los termómetros digitales al ingreso de las personas y el manejo del vestuario del personal al entrar y salir de los puntos, pero desde hace 14 años, en el 2006, las peluquerías vienen siendo reguladas en la implementación de una normativa de bioseguridad del sector salud. Medidas como la parte de prevención en procedimientos como manicure o corte, el manejo de residuos y basuras y la parte ambiental las venimos cumpliendo, lo cual hace que nuestro sector sea un sector preparado.
Entonces están listos para empezar…
Yo creo que eso ya es un tema de que el mismo consumidor también exija, el cliente para nosotros es un gran regulador. Entonces, si ellos ayudan a que el peluquero también se apegue a la normativa, pues todos vamos a ganar. Pero también hay muchos consumidores que no entran en razón. Cómo es posible que me llame todavía gente pidiéndome un domicilio. Yo les contesto que por qué arriesgar el espacio más seguro que tienen, que es la casa, llevando gente de la calle para hacerse un color. Esto no es prudente. El Gobierno Nacional ha dicho muy claro que esto está prohibido, e incluso hay muchos conjuntos de unidades residenciales y edificios que no están permitiendo la entrada o el ingreso a domiciliarios.
¿Qué hay respecto a la parte económica? ¿Tienen pensado implementar descuentos para atraer a la gente?
Una de las primeras campañas que vamos hacer como empresa es brindarle unos descuentos especiales a los médicos y a todo el sector salud. Y para nuestros clientes, tenemos alianzas muy interesantes con Vivamos El Tiempo. Digamos que estas son las dos primeras que tenemos muy definidas.
Pero algo cierto es que no le podemos dar este beneficio a todo el mundo porque yo creo que el consumidor también se ha dado cuenta que a nosotros esto nos conlleva a incrementar costos. Entonces, lo máximo que podríamos hacer es mantener el precio que traíamos y eso es algo en que nos vamos a sostener.
María Camila Pérez Godoy