El empresario chileno Carlos Cousiño, presidente de Viña Cousiño Macul, dice que Colombia sobresaldrá en los resultados por ventas este año, en contraste con lo que ocurrirá con mercados como el de Brasil, el primero en la región para esa marca de 160 años.
A su juicio, esta situación está influenciada por el ritmo que llevan las economías.
Cousiño, estará en Bogotá esta semana a propósito de la feria Expovinos que se inaugura mañana en Corferias.
¿Cómo está hoy la viña?
Nuestra viña es bastante peculiar porque nos concentramos en los mercados de América, donde vendemos cerca del 90 por ciento de nuestro producto.
Los mercados más importantes son Estados Unidos y Brasil y el tercer país es Colombia. Tenemos presencia en Gran Bretaña y Finlandia, En Asia, nuestros principales mercados son Corea, Japón y China.
¿Qué cifras manejan?
Comercializamos 300.000 cajas al año y tenemos un precio promedio de alrededor de 46 dólares por caja. Nuestra facturación ronda los 15 millones de dólares.
Somos una viña chica, familiar y muy identificada con su suelo, ya que llevamos 160 años produciendo vinos aquí en Valle del Maipo. Comercializamos poco vino con un alto prestigio de marca que es lo que explica que nuestro precio promedio sea casi el doble del de la industria chilena.
¿Qué otros negocios tiene la familia?
Además de la viña, tenemos actividades inmobiliarias e inversión en centros comerciales y oficinas.
¿Traerían al país alguna de estas actividades?
No, no somos tan grandes como para eso. Nuestras fuerzas apenas nos alcanzan para el mercado chileno.
¿El vino cuánto pesa?
Es el más emblemático, pero el más chico, como siempre. Nuestra familia primero fue minera y luego se dedicó a la agricultura y a la viticultura. Hago parte de la sexta generación, pero ya trabaja aquí la séptima.
¿Cuál es el secreto para que dure la empresa familiar?
Los factores más importantes son la amistad y la suerte. Para el primero, contribuye sentarse en torno a una mesa y un buen vino. Y el segundo depende de los dioses, no de uno. Hemos tenido mucha suerte, pero también mucha amistad y buen vino entorno al cual cultivarla.
¿De qué manera trabajan para atraer consumidores jóvenes?
Una de las cosas que más ayuda es incorporar al trabajo de la viña a generaciones jóvenes. Especialmente, en el caso nuestro, a nuestras hijas. Tienen esa sensibilidad hacia los jóvenes y nos ayudan a hacer los ajustes necesarios en términos de diseño, marketing y comunicación. Eso también nos ayuda a cambiar y modificar muy sutilmente el estilo de nuestros vinos para adecuarlos a los gustos modernos.
¿Cómo se cambia el estilo?
Por ejemplo, antiguamente gustaban mucho los vinos blancos que tuvieran mucha madera, más bien pesados. Hoy la gente joven quiere más frutos, aroma y frescura.
Eso se logra al incorporar más sepas, tecnologías que eviten la oxidación, sin perder las propiedades tradicionales. Las generaciones anteriores también adecuan sus gustos. Como nosotros no cambiamos radicalmente nuestro estilo, lentamente se van ‘reencantando’ y se dejan seducir.
¿Y cuál es ese estilo?
Está completamente marcado por la tradición de Burdeos en Francia. Es un vino que se produce en el Nuevo Mundo pero hecho con el espíritu del Viejo Mundo.
¿Qué tal la competencia con los vinos de Estados Unidos?
La gran ventaja que tiene Chile es que podemos producir vinos de calidades equivalentes. Sin embargo, nosotros lo hacemos a un precio menor y, por ende, nuestros vinos pueden ser atractivos al consumidor.
¿Cómo está el consumo en la región?
Estamos bastante afectados en nuestras ventas en América Latina, pero el país que constituye una excepción es Colombia, donde nuestras ventas han aumentado respecto al año pasado. Cuando las economías decaen en su crecimiento o caen en recesión como Brasil, las ventas de vino se ven severamente afectadas.
¿Este año entonces tendrán menores ventas?
No necesariamente, porque en Chile han estado muy buenas, gracias a una presencia más interesante con promociones y ofertas en supermercados.
Este año venderemos de 120.000 a 130.000 cajas.
Vamos a cerrar el 2015 con la misma cantidad, con caídas significativas en Venezuela - donde ya no se vende- y en Brasil.
Se verán resultados favorables en Chile, Canadá y Corea.
¿Y Colombia?
Es de una importancia enorme, empezando porque la marca ha estado desde hace 60 años.
Es probable que este año, debido a las dificultades de Brasil, Colombia sea el más importante de los mercados de América Latina para nosotros.
Colombia es un país que, al estar creciendo, va aumentando el consumo. El porvenir del vino en Colombia es muy auspicioso y nosotros podemos participar en ello. Vendimos en este primer semestre como 14.000 cajas y es posible que nos acerquemos a las 18.000 a final del año, entre 15 y 20 por ciento más que en el año 2014.
¿Cuál es el panorama en ferias especializadas?
Se ha avanzado a la incorporación de las ferias como un momento importante para presentar el vino, pero estamos muy lejos de lo que son en Europa o Asia.
¿Qué expectativas tiene de Expovinos, que se inaugura mañana en Bogotá?
Tengo enormes expectativas porque es mi primera visita a Bogotá. En mi actividad, siempre estuve concentrado en Europa y Asia, mientras que a mi hermano menor, Arturo, le correspondía América, desde Estados Unidos hasta Chile. En esta feria vamos a presentar un vino reconocido como el mejor vino de Chile.
¿De qué vino se trata?
Del vino Lota de la cosecha 2009, que en la publicación Descorchados, del periodista de vinos Patricio Tapia, fue elegido como el mejor vino de Chile.
Constanza Gómez G.
Economía y Negocios