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20 feb 2019 - 10:34 p. m.

Primera planta de combustible sintético en el país sería en Cali

Usando pasto elefante, residuos sólidos urbanos y agrícolas, la empresa ValueSkies empezará a producir ACPM y gasolina para avión de forma renovable.

William Ramírez, CEO de ValueSkies Colombia.

William Ramírez, CEO de ValueSkies Colombia.

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ValueSkies,un emprendimiento colombiano con inversión extranjera, le está apuntando a producir diésel y gasolina para avión con residuos orgánicos, sólidos y cultivos de pasto elefante. La meta es empezar a producir 210 millones de galones al año a partir de 11 proyectos distribuidos en distintas regiones del país, cuya ubicación de la primera planta de tratamiento sería definida pronto.

William Ramírez, CEO de la compañía, que lleva operando tres años, asegura que ese producto tiene el mismo desempeño que el combustible fósil y, de hecho, asegura que tiene 15% mejor rendimiento al compararlo con el de palma de aceite. En el mundo hay 62 países que ya lo utilizan.

¿Cómo explica la labor de ValueSkies?

Nosotros estamos desarrollando varios proyectos en Colombia de transformación de los residuos sólidos urbanos y de los residuos agrícolas, además de cultivos energéticos, en combustibles avanzados e hidrocarburos renovables. Esto se llama bioenergía, que es lo que necesita el mundo para poder sustituir en el futuro, –en gran medida– el petróleo, que hoy es el causante de los gases de efecto invernadero en un 38% por su uso en el sistema de transporte.

¿Cómo es el proceso?

Las basuras hay que clasificarlas para quitarles el vidrio y el metal. Lo que queda todo se puede utilizar, eso incluye el plástico, que es muy importante porque es lo que menos se degrada en un relleno sanitario, además también sirven los textiles y la materia orgánica.

Esa basura clasificada entra a un reactor de vapor para construir la materia prima y poder liberar un gas de síntesis para poder convertirlo en un crudo. Nosotros lo que hacemos es transformar la carga de carbono, una reutilización mediante un proceso a vapor para producir un crudo, refinarlo y convertirlo en diésel y gasolina de avión.

Ese es un proceso que lleva 150 años de descubierto y por supuesto no somos los primeros en el mundo. Eso ya se está haciendo en EE. UU. y Europa y lo que estamos haciendo ahora es replicando la tecnología y adaptándola al medio colombiano.

Ese combustible se puede utilizar sin ninguna restricción para sustituir el diésel, la gasolina y la gasolina de avión, sin ninguna limitación porque son combustibles de la misma molécula.

¿Cuál es la diferencia?

Una tonelada de basura tiene la misma carga de carbono que 7 barriles de petróleo, así que cada vez que la comunidad entierra una tonelada de basura, está enterrando esa carga de carbono y está desaprovechando una riqueza. Están enterrando un material que produce problemas de olores, de lixiviados, de contaminación de acuíferos.

No solo se trata de sustituir gradualmente el petróleo, sino de tratar de arreglar otros problemas que son totalmente estructurales y que, por ejemplo aquí en Bogotá se ven reflejados con la crisis del botadero Doña Juana. Ese es un problema que se soluciona simplemente dejando de enterrar las basuras, no subiendo la tarifa ni abriendo otro relleno sanitario.

Ahora, los combustibles fósiles como el ACPM y el diésel renovable, tienen dos características distintas. Por un lado, uno tiene azufre y material particulado y enferma a las personas, lo que la comunidad internacional tiene claro y, en cambio, el combustible sintético o ACPM renovable, es absolutamente puro, no tiene azufre ni material particulado.

El otro asunto importante es el desempeño, el ACPM renovable tiene mayor cantidad de cetanos que el diésel de palma de aceite por ejemplo y, por lo tanto, el desempeño de los motores es casi del 15% más que el de palma de aceite. Por eso un camión podría recorrer más kilómetros por galón que utilizando el de palma.

En EE. UU., por ejemplo, se están produciendo aproximadamente 1.000 millones de galones al año. Allí ya hay una reglamentación al respecto y por lo tanto tenemos quien nos compre el producto cuando empecemos a producir.

¿Por qué exportarlo y no usarlo aquí?

Es más rentable exportarlo que utilizarlo acá, a menos de que el Estado colombiano reconozca que el país debe cambiar la matriz energética y que se impriman una seria de incentivos para que el mercado interno sea compatible con el externo, pero mientras en el externo se tengan unas mejores condiciones, seguramente vamos a tener que exportar.

En 62 países en el mundo tienen ya un mandato de mezcla, en los que se exige que el petróleo se utilice con combustible sintético, entre ellos Italia y Finlandia. De hecho, la Comunidad Europea expidió hace poco una medida en la que dice que el 14% de los combustibles renovables líquidos a partir del 2022 tendrán que ser de basuras o de residuos agrícolas.

Ahora bien, claramente hay la necesidad de mezclar porque aún no hay tanta producción de combustible sintético, pero ojalá en el futuro, en el 2050, que es la apuesta que tiene Europa y EE. UU., podamos tener al menos una participación del 50% de combustibles renovables circulando frente a los combustibles fósiles. Y con eso podríamos, por lo menos, estabilizar el calentamiento climático.

El problema de la contaminación es el transporte, y en vez de invertir en sustituir el parque automotor del país o del mundo totalmente, se puede sustituir el combustible. Porque hacer lo primero es muchísimo más costoso. Nosotros estamos haciendo un intento por descarbonizar los combustibles del país, no en impuesto, sino de una manera física y real.

¿Cuántos proyectos están desarrollando y cómo funciona?

Nosotros organizamos 11 proyectos. Se nos ocurrió hacer un paquete de proyectos con el fin de producir aproximadamente 210 millones de galones de diésel renovable y de gasolina de avión al año. Lo anterior con el fin de que fuera una cifra atractiva para la inversión extranjera y para la compra del producto.

Estamos en marcha en cinco regiones: San José del Guaviare, Montes de María, Granada (Meta), con residuos de palma de aceite, en Villavicencio e Ibagué con cascarilla de arroz, que por cierto en este último municipio ya se firmó un acuerdo y también estamos en Santander, con el sector panelero. Todos son proyectos similares en cuanto al producto final, pero totalmente distintos en su interior.

Nos estamos basando en las alianzas con las autoridades locales, nuestra ventaja es que estos proyectos son deseables, necesarios y factibles y por eso la comunidad los apoya.
Entonces tenemos dos modelos, los cultivos energéticos, en el que se siembra pasto elefante como un cultivo alternativo a lo que las familias tienen, y también están los residuos agrícolas. La materia prima anual valdría US$14 millones, dinero que se quedaría en el campo. Y, en cuanto a los residuos orgánicos se los compramos a los campesinos mediante unos procesos de integración especial en donde los vinculamos como accionistas con derechos a dividendos.

¿Qué es necesario para empezar a cambiar el esquema?

Primero es importante decir que una hectárea de tierra sembrada con palma de aceite produce 1.400 galones, y una hectárea de tierra sembrada en pasto elefante, produce 4.200 galones. Si Colombia siembra 210.000 hectáreas en pasto elefante en los próximos cuatro años, sustituiríamos el 50% de todo el diésel que se consume en el país, por lo que no habría necesidad de hacer más exploración petrolera y eso acarrearía empleo en el campo y un cambio en la matriz energética, al final, esto es un asunto de una decisión política.

Todo, si el Congreso dijera, por ejemplo, que a partir del 2022 el 2% de los combustibles en Colombia tendrán que tener combustibles avanzados, eso hace que nosotros y los que quieran entrar al negocio, empiecen a producir y el país se beneficie de la tecnología, sino, entonces los beneficiados serían los compradores en el exterior que le están dando prioridad a estos productos.

En todo caso, nosotros queremos ser pioneros y, de hecho, próximamente estaríamos definiendo la ubicación de nuestra primer planta de procesamiento, que probablemente sería en el Valle del Cauca.

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