El bufete ibérico Ramón Hermosilla & Gutiérrez de la Roza expande su operación internacional en Colombia, sumando esta oficina a las de Madrid, Oviedo, Río de Janeiro y Washington.
Su labor cubre compañías de telecomunicaciones, energía, y ámbito inmobiliario y bancario, entre otros.
Con ingresos en el último año de 21 millones de dólares, un crecimiento en los tres años anteriores de un 10 por ciento sostenido, a pesar de la crisis europea y española, y una experiencia en las áreas del derecho público y privado de más de 50 años, la compañía de abogados ibérica Ramón Hermosilla & Gutiérrez de la Roza ingresa al país como socio de la firma colombiana Moncada Abogados, de origen paisa, radicada en Bogotá, que en más de una década de operaciones se ha posicionado con la guía de socios como el ex presidente del Consejo de Estado Ricardo Hoyos Duque, Álvaro Barrero y Juan Carlos Moncada, su fundador.
Portafolio habló con Ramón Hermosilla, director del bufete español sobre su plan de expansión en Colombia.
¿Por qué el país resulta interesante para ustedes?
La verdad es que esta es una nación muy atractiva.
Es un referente latinoamericano y un lugar para hacer inversión y desarrollarla.
Nosotros hemos sido siempre un despacho muy vinculado a los clientes y vamos de la mano con ellos y, precisamente, son quienes nos han dicho: “hay oportunidades en Colombia y nos gustaría que nos apoyaran para estar allí”, entonces creemos que hay mucho por hacer, y consideramos que desde el punto de vista legislativo existe una sociedad jurídica muy importante y sólida.
¿Cuáles son los sectores o clientes objetivo en Colombia?
Nuestro objetivo es hacer que nuestros clientes, de muchos años, se ubiquen con sus negocios en Colombia, y ayudar a las empresas que ya están aquí a que se desarrollen.
Tenemos un plan de negocios muy ambicioso a parte del área jurídica en temas mercantiles y corporativos, pero además nuestra labor cubre aspectos de arbitraje internacional, contratación pública, desarrollo de proyectos y nos llama la atención el impulso a compañías y negocios en energía y minería. También hay un nicho importante por explorar en la energía renovable.
El Gobierno Nacional se ha dado a la tarea de destapar hechos de corrupción y malversación de recursos. ¿Cómo les impacta este tema?
Yo pienso que estas son situaciones muy llamativas, pero singulares, y no se puede generalizar.
Hechos como los de corrupción no son ajenos a muchos países. En España y en Europa desafortunadamente existen funcionarios corruptos.
Visto por otro lado, esto da paso a oportunidades, logrando desarrollar compañías con alto grado de responsabilidad jurídica y garantías legales.
Por su parte, las autoridades tendrán que construir legislaciones que garanticen aun más la legalidad, y crear un marco que no deje espacio a la corrupción para que no se afecten las garantías jurídicas y de limpieza de todos los procesos del desarrollo de la economía, tanto en infraestructura como salud y otros desarrollos públicos.
¿Qué opina de la relación público-privada?
Nosotros creemos mucho en ella y pensamos que no todo lo privado que se meta en lo público tiene que estar viciado.
En España hemos adelantado muchos contratos que se denominan contratos jurídico-privados, una forma de relacionar y desarrollar proyectos públicos, pero con financiación privada, y nosotros pensamos que eso es una oportunidad de abrir el crecimiento de un país y poner inversión privada al servicio público y estas relaciones no tienen que estar siempre viciadas.
¿Qué aspectos en la legislación del país resultan atractivos para la inversión y cuáles no lo son?
No sé si tengo los conocimientos completos del tema, pero lo que puedo decir sobre lo que he percibido es que existe una norma de apertura a la inversión extranjera sin limitaciones, lo que es una ventaja extraordinaria.
Lo segundo es la posibilidad de desarrollo con cierta flexibilidad laboral, lo que pienso que es algo que va a cambiar en todo el mundo y, además, tengo ejemplos que lo demuestran.
Lo que se debe hacer es modificar el sistema de trabajo y esto sólo se puede uniendo el desarrollo laboral a la productividad.
Si permites que tu empleado crezca contigo siempre va a ser un éxito; el problema ante ello es que los empresarios temen los costos altísimos en flexibilidad, pero si existe un compromiso por parte del trabajador y uno por parte del empresario y esto se liga al desarrollo y la productividad, el crecimiento es mutuo.
¿Cómo ve a Latinoamérica frente al mundo en materia comercial?
Es toda una oportunidad. El eje ha cambiado, si antes era el eje Atlántico ahora es el eje Pacífico.
Yo creo que se está viendo el mundo del continente americano hacia Asia, Europa es un continente experimentado, pero tiene muchas cosas por cambiar.
Además, las acciones en el continente americano se están haciendo bien, los políticos están tomando conciencia de que hace falta acompañar al empresariado local; la inversión extranjera va a ayudar mucho y debemos aprender a vivir en un mundo más global, así como aprovechar la enorme ventaja de compartir una lengua, para que sea el puente de creación de empresas.
Astrid López Arias
Redacción Empresas