Tras la histórica fusión entre las dos más grandes jugadoras mundiales de la industria cervecera, AB InBev y SABMiller, la participación de la familia colombiana Santo Domingo en este negocio se habría multiplicado a más del doble de lo que era hasta ahora.
En el 2007, cuando los Santo Domingo le vendieron Bavaria a SABMiller, el valor rondaba los 7.500 millones de dólares, y por estos se hizo al 15,1% de la multinacional productora de bebidas alcohólicas.
Este martes, e incluso tras haber salido de un 1% de su participación en SABMiller, sus papeles quedaron valiendo unos 17.000 millones de dólares, según especialistas en el tema. Esto teniendo en cuenta que la empresa fue valorada en 122.000 millones de dólares.
A eso se suma que luego de anunciarse la transacción, que deberá hacerse efectiva cuando las autoridades reguladoras del mercado den su visto bueno, las acciones de SABMiller aumentaron 9,02% en la bolsa de Londres, hasta 39,48 libras, mientras que las de AB InBev subieron 1,68% en la bolsa de Bruselas, hasta los 100 euros.
OPERACIÓN HISTÓRICA
La compra de la británica SABMiller por la belgo-brasileña Anheuser-Busch InBev fue anunciada este martes en la mañana, constituyéndose en la tercera mayor fusión empresarial de la historia, de la que saldrá un coloso que venderá una de cada tres cervezas en el mundo.
SABMiller aceptó finalmente la última oferta de compra de la número uno del sector, por el equivalente de 109.000 millones de dólares (96.000 millones de euros). El grupo con sede en Londres explicó que su consejo de administración logró un acuerdo con el de AB InBev, en virtud del cual este último comprará cada acción de SABMiller por 44 libras esterlinas, valorando así la capitalización bursátil del británico en 71.200 millones de libras (109.000 millones de dólares). Si la transacción se concreta, como está previsto, el nuevo grupo incluirá las marcas de cerveza estadounidense Budweiser y belga Stella Artois, pertenecientes a AB InBev; la italiana Peroni, la checa Pilsner Urquell y la holandesa Grolsch de SABMiller. Además, sería la tercera mayor fusión-adquisición de la historia, según el instituto de análisis Dealogic, por detrás de las de Vodafone y Mannesmann en 1999, y Verizon Communications y Verizon Wireless en el 2013. Con esta operación, AB InBev se abre camino en África, y particularmente en Suráfrica, donde nació SABMiller hace 120 años.
Si al monto de la compra se le suma la deuda del grupo, SABMiller se valoriza en alrededor de 122.000 millones de dólares. El precio de compra representa una prima de 50% con respecto a la cotización de la acción el 14 de septiembre pasado, antes de que los rumores de OPA hicieran subir el valor, destacó el consejo de administración de SABMiller.
Para obtener el acuerdo de venta, AB InBev tuvo que aumentar cuatro veces su oferta, agregó el comunicado del consejo.
“Vistas las implantaciones geográficas ampliamente complementarias y las carteras de marcas de AB Inbev y SABMiller, el grupo operaría en casi todos los grandes mercados de la cerveza, incluyendo las regiones emergentes con fuertes perspectivas de crecimiento como África, Asia, América Central y del Sur”, explicó AB InBev hace unos días, cuando trataba de seducir a los accionistas de su hasta ahora gran competidora.
SE UNEN DOS PODEROSAS FAMILIAS DE LATINOAMÉRICA
La operación se anunció tras un pulso en que SABMiller rechazó varias ofertas informales por considerarlas bajas, y a solo un día de que concluyera el plazo para una oferta firme, que si era rechazada hubiera obligado a AB Inbev a aparcar sus acometidas por al menos seis meses.
Las ofertas habían dividido a SABMiller, y el primer accionista de la firma, la tabacalera estadounidense Altria (propietaria de Marlboro), presionaba para aceptar la operación. En cambio, la familia colombiana Santo Domingo, que posee el 14% de las acciones de SABMiller y es representada por Alejandro Santo Domingo, se oponía. Los Santo Domingo son dueños de la marca de cerveza colombiana Bavaria, y a mediados de los años 90 recibieron una oferta de compra de la brasileña Brahma que no prosperó. El propietario de Brahma era entonces Jorge Paulo Lemann, que es ahora el principal accionista de AB Inbev a través de su firma 3G, con lo que la fusión anunciada reúne finalmente a dos de las familias más poderosas de Latinoamérica.