En agosto del 2010 el fabricante de microprocesadores Intel pagó 7.680 millones de dólares por la compañía de antivirus McAfee. Luego la juntó con otros activos suyos en el mismo campo y creó Intel Security, una de sus tres divisiones, dedicada a seguridad informática, por la cual factura al año unos 3.500 millones de dólares.
Esta semana su vicepresidente mundial de Preventa, Jon Parkes, estuvo en Colombia y habló con Portafolio sobre las perspectivas para el 2015, cuando se espera un repunte en el país, tras un año de no muy buenas noticias en su campo de experticia.
¿Qué futuro tiene el tema de la seguridad informática?
En el 2020 habrá en el mundo entre 15 y 16 billones de dispositivos y estos tienen que comunicarse. Nuestro negocio es ver cómo esto se hace de una manera segura.
¿Cuáles son hoy los mayores desafíos en esa área?
El principal reto para quienes dirigen una organización es cómo convertir activos materiales en activos digitales. Por ejemplo, si tú vendes algo y lo tienes en bodega, cómo lo pones en digital y cómo lo vendes. Eso implica seguridad, porque tu negocio va a depender de cómo creas esos activos digitales, cómo los publicas y cómo los manejas de una manera eficiente.
El paisaje de la seguridad está cambiando mucho porque ahora no lo tienes todo en un servidor, sino que cuentas con data centers, sistemas de virtualización o puedes tener la información en la nube. Por esto, lo que directores de compañías nos están pidiendo es ayuda para proteger estos escenarios.
¿Cómo ofrecer herramientas baratas si es tan caro producir tecnología?
Las cosas se pueden ver de dos maneras: a veces compras un antivirus, un firebox u otra herramienta, pero no entiendes dónde está el impacto de la inversión. O puedes venir y confiar en Intel Security, donde los precios son similares a los de la competencia, pero si juntas las herramientas y haces que se hablen se bajan los costos y trabajan más eficientemente.
¿Cómo les fue en el 2014 a Intel e Intel Security?
En pocos días se publicarán los resultados mundiales y por lo pronto no puedo revelar nada, pero lo que sí adelanto es que tuvimos crecimiento.
¿América Latina, y en especial Colombia, qué tanto representa en la operación global?
Para Intel Security, Latinoamérica es muy importante. Por algo constituye una de nuestras cinco regionales en el mundo. Y en la región los países más tecnológicos, en su orden, son Brasil, Colombia, Chile y México.
Colombia se está sofisticando bastante, aunque no al ritmo que debería. En el 2013 venía a un ritmo más acelerado y en el 2014 bajó un poco. No estoy diciendo que haya decrecido en más de 50%, sino en un 15 a 20 por ciento en inversión en seguridad para la tecnología de información.
¿A qué se debe eso, si la economía tuvo un desempeño tan positivo?
Acá muchas compañías se mueven por presupuesto, el cual suele ser limitado, y sus prioridades son otras aunque esto sea importante.
¿Eso se revertirá en el 2015?
Sí. En los dos últimos años han construido centros de datos, unificado bases de datos; han invertido en sistemas de virtualización, en almacenamiento y en poner muchos sistemas en la nube. Se trata de una infraestructura que después se va a tener que proteger. Por eso en el 2015 y 2016 el repunte tendrá que ser fuerte.
¿Qué planes de expansión tienen para Latinoamérica?
Hace año y medio abrimos un centro de investigación muy grande en Chile para análisis de amenazas, con una inversión no menor a cuatro millones de dólares en la infraestructura y las personas para atenderlo. La idea de este es analizar las amenazas en <EM>América Latina y dar soluciones específicas. Eso nos hizo crecer en personal más o menos en un 22 por ciento.
¿Cuánta gente tienen acá?
Son unas 220 personas y 60 están en Colombia.
NO ES SOLO CREAR HERRAMIENTAS, SINO QUE ELLAS SE COMUNIQUEN
"Estamos muy enfocados en ver qué nuevo va a haber y cómo protegerlo. Este es nuestro desafío”, asegura Jon Parkes. Añade que la idea no es renovar cosas que ya han estado en el mercado, sino crear productos nuevos, acoplados a las necesidades presentes y futuras. Pero aclara que no se trata solo de contar con las herramientas sino ponerlas a que se comuniquen para no dejar espacios vacíos que puedan generar vulnerabilidad.
