El hurto de sistemas de cableado, especialmente cobre, es el principal problema que enfrentan las empresas con infraestructura de redes en el país.
Según Jaime Andrés Plaza, vicepresidente de regulación de Tigo – UNE, este fenómeno le deja anualmente a la compañía pérdidas por más de $1.100 millones. Esa cifra ha disminuido comparada con las presentadas en los años 2006 y 2007. Esto ha conducido a daños potenciales contra los clientes quienes incluso pueden quedar incomunicados.
De acuerdo Plaza, una de las modalidades es el atentar contra las redes primarias y secundarias. En estas se encuentran cables que contienen entre 20 y 4.800 hilos de cobre, es decir, los suficientes para proveer entre 10 y 2.400 clientes.
Plaza agregó que los sitios más propicios para ejecutar el hurto de cables son “los tierra de nadie en la ciudad”. Dentro de estas zonas se contemplan los sectores rurales, además de las áreas comerciales e industriales
Entretanto, a nivel nacional, los lugares donde más roban cables son Bogotá y Medellín. El cobre y los equipos para la prestación de los servicios de televisión son apetecidos por los delincuentes.
Y aunque no se sabe cuánto le cuesta a los clientes este fenómeno, señaló que a Tigo –UNE ese lucro cesante en lo corrido del 2015 le ha pasado una factura de $150 millones. Esto representó un 20 por ciento de la afectación total sobre la empresa.
De acuerdo con Plaza, este tipo de delito está considerado en la Ley 1142 del 2007 como “hurto calificado y agravado”, por lo cual puede ser castigado penalmente.
Adicional a esto, y para contrarrestar la problemática, la compañía de telecomunicaciones desarrolla el programa Defensa de la Infraestructura, e iniciativas en las que se destaca el apoyo del Ministerio del Interior y de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos (Andesco).
María Trinidad León
Enviada especial
Cartagena