Hace tres años, la Federación Nacional de Arroceros decidió no solo entrar en el negocio de la molinería, construyendo algunas plantas de secamiento, almacenamiento y trilla de grano, sino que lanzó al mercado su marca Fedearroz. La iniciativa fue bien recibida por los consumidores, quienes cada vez demandan más el producto del gremio.
(Lea: Arroceros lanzan al mercado la marca Fedearroz ‘Gourmet’).
La organización de cultivadores ya tiene complejos industriales en Pore (Casanare), Puerto López (Meta), Valledupar (Cesar), y está en proyecto el de Espinal (Tolima).
En consecuencia, el nuevo jugador no solo comenzó a morder una mínima tajada del mercado nacional de arroz al público, sino que al menos un grupo de arroceros está procesando su propia cosecha, sin tener que librar un pulso por el precio de su producción con un reducido grupo de industriales que compran el grano en verde.
Hoy, tres años después, el éxito de la estrategia de Fedearroz salta a la vista. En la primera planta construida por el gremio en el municipio de Pore, el único problema que tienen los arroceros es que el molino de Fedearroz no da abasto para procesar toda la cosecha de los afiliados, y por eso tienen que esperar un turno para secar, almacenar y trillar.
En este modelo diseñado por la Federación, los agricultores son los dueños del grano verde que obtienen en sus fincas, el cual llevan a la planta para convertir en blanco, y además reciben cada uno de los derivados que se generan tras el procesamiento industrial, y que pueden comercializar y generar ingresos adicionales.
El producto final es comercializado en los 30 puntos de venta al público que la organización gremial tiene, por ahora, en el país, bajo la marca Fedearroz, en diferentes calidades: Tradicional, Comarroz, Del Campo y Gourmet.
Es más, si un productor quiere crear su propia marca, lo puede hacer. De hecho, en Casanare ha comenzado a tomar fuerza la marca Arroz Criollo, un producto lanzado al mercado hace dos años por un agricultor.
“Lo que estamos buscando es precisamente eso, que los productores compitan en el mercado con sus arroces, agregando valor y acortando la cadena de comercialización, de tal manera que puedan mejorar su ingreso y haya un beneficio para los consumidores”, afirma Luis Fáver Mosquera, director del Comité de Arroceros de Yopal.
En relación con los precios al consumidor, los nuevos empresarios del mercado de arroz aseguran que el comprador tiene la ventaja de escoger entre un producto nacional o de las diferentes regiones del país, y la oferta tradicional que incluye grano importado.
“Los compradores pueden tener la seguridad de que la libra de la marca Fedearroz tiene 500 gramos y que el volumen de grano partido es el que se anuncia en el empaque”, dijo Henry Sanabria, cultivador y miembro de la junta directiva nacional del gremio.
EL NEGOCIO
Par tener acceso al procesamiento de la cosecha, los agricultores afiliados al gremio se registran ante Fedearroz, reportando el número de hectáreas sembradas. Luego le es asignado un turno, de acuerdo con la fecha de recolección de la cosecha, para que el producto ingrese a la planta de secamiento, trilla, almacenamiento y distribución en los puntos de venta al público.
Al agricultor le entregan no solamente el grano blanco sino el polvillo y la granza, cuyos productos generan ingresos adicionales. “Fedearroz no compra el producto. Cada agricultor es dueño de su cosecha y puede decidir cómo quiere colocarla en el mercado, aunque recibe el acompañamiento de la Federación”, dice Ricardo Perafán, director de la seccional de Fedearroz en Aguazul.
Una de las limitantes de este modelo es que la capacidad de procesamiento de la planta de Pore es muy inferior a la producción de arroz del departamento, que este año ascendió a unas 130.000 hectáreas, es decir, casi 30.000 hectáreas menos que en el 2017.
La zona produce cerca de 600.000 toneladas anuales y la planta está en capacidad de procesar 32.000 toneladas, es decir menos del 5% de la cosecha del Casanare. Sin embargo, el proyecto a largo plazo es ampliar la capacidad del complejo industrial, no solamente en Casanare, sino en otras regiones del país, en beneficio de los afiliados a Fedearroz.
‘PASOS EN FIRME’
El director de la planta Mauricio Gutiérrez, dice que luego de tres años de operación del complejo, es evidente que la historia del arroz en la región se partió en dos: una primera etapa en la que el productor se dedicaba exclusivamente a cultivar, y otra, la de hoy, en la que procesa y comercializa hasta llegar al consumidor final. “En estos tres años hemos aprendido a conocer más el negocio del arroz y hoy podemos decir que estamos dando los primeros pasos en firme. El objetivo es lograr la sostenibilidad de los arroceros de la región en el mediano y largo plazo. Estamos ofreciendo productos de calidad y a precios accesibles”.
Édmer Tovar Martínez
Editor de Portafolio