Durante su participación en Agroexpertos, encuentro organizado por la empresa Monómeros, en días pasados en Medellín, el experto Ismail Cakmak afirmó que no se están suministrando a muchos cultivos lo que estos necesitan para garantizar una buena nutrición a los consumidores.
¿En qué consiste la nutrición vegetal y qué aplicaciones tiene?
Para el crecimiento y desarrollo de las plantas se requieren de 15 a 16 elementos esenciales, y cuando alguno está bajo el proceso se perjudica.
Hoy en día el 60 % de los suelos tienen problemas de deficiencia, por lo que esta disciplina busca soluciones a esos problemas nutricionales.
¿Cómo se soluciona?
La aplicación apropiada y controlada de los nutrientes da una verdadera y equilibrada nutrición, que es importante no solo para las cosechas, sino también para la nutrición humana.
En los procesos agrícolas la fuente de los nutrientes para las plantas es a través de los fertilizantes. Lo habitual son los micronutrientes, como el zinc, pero esto no es suficiente para la nutrición humana.
Actualmente cerca de 2.000 millones de personas están afectadas por carencia de zinc, hierro y yodo, y la principal razón es un poco la ingesta dietética.
Esta deficiencia es lo que llamamos “hambre oculta”, que es cuando tenemos suficiente comida para llenar el estómago, pero estos alimentos están bajos en nutrientes.
El cuerpo tiene suficientes carbohidratos, pero no hay proteínas, no hay zinc y su deficiencia es un riesgo.
¿Qué debe hacerse?
Al haber insuficiencia en el suelo, hay insuficiencia en los humanos, entonces los
alimentos que se producen deben ser enriquecidos con zinc. Esto podría hacerse a través de la biofortificación genética, la agronómica o la agrícola.
La genética es un proceso de largo plazo; a corto tiempo está la aplicación de fertilizantes a base de zinc para mejorar alimentos como el arroz, el maíz, el trigo o las papas, lo que se come comúnmente.
¿Qué debe tener un suelo bien nutrido?
Alto contenido de nutrientes orgánicos, buena estructura y humedad de suelo y un PH natural. Esos son los parámetros físico–químicos bien conocidos del suelo.
En este tipo de suelo definitivamente se va a obtener un buen rendimiento, pero en la actualidad tenemos muy pocos suelos así.
¿Va de la mano con la agricultura?
En los últimos 20 años se han desarrollado nuevos métodos genéticos que incrementan la capacidad de rendimiento del suelo, pero que agotan los nutrientes, el material orgánico que se obtiene y degrada el suelo por la producción extensa.
¿Cuál es el futuro de la agricultura con estos problemas?
En las áreas con agricultura intensiva, el suelo tiene problemas de agotamiento. Muchos arados dañan la estructura y la fertilidad, y ocasionan erosión. En la actualidad, nuestra misión es mejorar el crecimiento de un área determinada en la población mundial, debemos garantizar la producción para satisfacer la seguridad alimentaria. Ese es un problema muy común, el suelo siempre está bajo presión de que haya alta producción.
¿Cuánto puede pesar para la economía no hacer tratamiento adecuado de los suelos?
En algunos países la contribución de la agricultura al Producto Interno Bruto (PIB) es del 5 o 10 %, y en otros es del 30 o el 35%.
¿A qué se expone la población mundial si no se trabaja más en este campo?
Para la comunidad mundial es un reto importante aumentar no solamente la producción de alimentos sino la producción de alimentos de buena calidad.
¿Qué regiones dan mejor manejo y nutrición a sus suelos?
En donde las condiciones geográficas o climáticas son muy extremas no es mucho lo que puede hacerse, pero en otros países depende de si enfrentan otras problemáticas de salud o económicas, y el tema agrícola pasa a ser menos importante.
En muchas naciones los recursos están, pero no se utilizan de manera efectiva para lo ecológico o para lo agrícola; así, se convierte en un problema mental.
¿Cuál es la gravedad del problema?
En seguridades alimentaria y nutricional es creciente. Dos mil millones de personas están siendo afectadas por deficiencia de micronutrientes y eso es el 5% del Producto Interno Bruto, la deficiencia de micronutrientes afecta el 5% del PIB en el mundo en vías de desarrollo.
