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Negocios

01 abr 2019 - 9:03 a. m.

‘Lo social debe generar ganancias para ser sostenible’, Andi

La entidad promueve estrategia para que las empresas aprendan a ser incluyentes de una manera efectiva y sostenible.

Isabella Barrios Morales

Isabella Barrios Morales, directora de la Fundación Andi (Asociación Nacional de Empresarios de Colombia).

Pedro Vargas

POR:
Portafolio

La estrategia de valor compartido, mediante la cual las actividades sociales de las empresas les generen beneficios económicos, es la tarea que impulsa Isabella Barrios Morales, directora de la Fundación Andi (Asociación Nacional de Empresarios de Colombia), mediante la estrategia del Movimiento de Empresas In.

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Barrios habla de cómo ser eficientes en este tipo de programas para hacerlos sostenibles en el tiempo. Actualmente pertenecen a este programa unas 200 empresas, en 23 departamentos, 62 municipios, que benefician a 8.300 personas de 148 organizaciones en todo el país.

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¿En qué consiste el movimiento IN que la Andi está tratando de implementar con el sector privado del país?

In significa ser incluyente. Una parte importante de lo que hace la fundación Andi es convencer a las empresas y acompañarlas para que incluyan población vulnerable en su cadena de valor, como víctimas del conflicto, personas en reintegración de grupos armados ilegales, en situación de o pobreza extrema, discapacitados, minorías afro o indígenas, fuerza pública retirada por cuestiones del conflicto.

¿Cuál es la estrategia para que se dé esa inclusión en las cadenas de valor?

Lo que buscamos es que a través de las cadenas de valor y de negocios se generen unas oportunidades para que estas personas se incluyan en los mercados formales sostenibles.

En esa estrategia tenemos cuatro modalidades: darles empleo, comprar las materias primas, temas más operativos como cafeterías, regalos, refrigerios y volverlos distribuidores de sus productos cuando tienen esos tipos de canales.

¿Y cómo ayudan a esas poblaciones vulnerables?

Nosotros no solo nos dedicamos a que se abran esas oportunidades en las empresas sino también fortalecer estas poblaciones para que lleguen con las capacidades y requisitos que necesita una empresa.

¿Cómo hacer para que las empresas acojan la estrategia?

Tenemos una metodología para que a las empresas no les quede tan difícil hacer esto, porque son temas difíciles de hacer. Por ejemplo: son personas que por sus vulnerabilidades tienen una cantidad de deficiencias, que a las empresas les queda muy difícil de subsanar. No solo el aprendizaje de un oficio, sino en temas de habilidades blandas, trabajo en equipo, poder llegar puntual a un trabajo o seguir el tema de normas.

Al principio no es tan fácil que en la empresa se entienda por qué hay que hacer eso, hemos diseñado un componente que es visibilizar a las empresas que ya lo hacen y lo hacen bien para que las otras se inspiren y se motiven a hacerlo y esto se vuelva cada vez más común.

Lo que soñamos es que sea normal hacer negocios de manera incluyente de aquí en adelante, pero también que no se vea visto como un favor, filantropía o caridad, sino como una manera de hacer negocios. En realidad debe ser una estrategia de negocios.

¿Cómo se convierte en una estrategia de negocios?

Este tipo de temas de inclusión, si se hace bien hecho, le genera un valor al negocio. Cuando yo logro fortalecer a una asociación de productores de materias primas para que me vendan a mí directamente, muchas veces logro quitar al intermediario, que paga muy poco y me cobra caro.

Cuando logró hacer esas conexiones directas se me mejora el costo de mi materia prima y le estoy mejorando la vida a una población vulnerable. Son esos proyectos gana-gana. Si a la empresa le genera un beneficio se hace sostenible porque apenas hay disminución de ganancias cortan los proyectos sociales.

Esa es la gran apuesta nuestra con la apuesta de inclusión: que sean temas de ayudar a poblaciones vulnerables pero también que se genere un beneficio para la empresa.

¿Cómo convencer a todas las empresas para seguir esta ruta?

Lo primero es lo que llamamos la lista de empresas inspiradoras, lo que se busca es que se inscriban y postulen sus iniciativas en las cuales nos muestran que hacen temas sociales, pero que estos les generan un beneficio al negocio y tenemos abierta esa convocatoria hasta el 12 de abril.

Hasta ahora hemos recibido unas 130 empresas que se quieren postular, que nos han pedido los formularios, y de ahí, van a quedar entre 25 o 30 que son las que vamos a visibilizar en la Andi como esas buenas prácticas de temas sociales que, al mismo tiempo, le generan beneficios al negocio.

Es poner la conversación de los temas sociales a otro nivel, no es el de los asistencialistas, fillantropía, ni caridad, casi que no es responsabilidad social empresarial, es una estrategia de negocios, con inclusión de poblaciones vulnerables.

¿Cómo está este tipo de inclusión en el país?

En los últimos años ha evolucionado mucho y hoy tenemos en el radar más o menos entre 200 y 250 empresas que ya lo hacen de una u otra manera con una u otra población: empleo para víctimas, comprándole ciertas materias primas a personas que han sido desplazadas y retornan a sus territorios.

Es un número importante pero es el inicio de algo que debería ser muchísimo más grande, si uno tiene en cuenta que hay 1.300 empresas afiliadas a la Andi.

El tema del movimiento de empresas incluyentes e inspiradoras hacen que más empresas se quieran montar más rápido y es lo queremos que pase. Estamos bien y queremos que pase mucho más rápido.

¿En que fallan las empresas al hacer esa inclusión?

Las empresas le tienen miedo a incluir cierto tipo de poblaciones, porque es normal y respetable tenerle miedo a cosas que no conoce.

Lo segundo es que las empresas tienen que entender que hay que hacer ajustes internos que son razonables para recibir a cierto tipo de poblaciones, no son poblaciones que uno puede darle la opción de trabajo y olvidarse que viene de un entorno o situación distinta a lo que otra persona pudiera venir.

Son personas que necesitan un acompañamiento más cercano cuando estamos hablando de empleo al interior de la empresa, que los compañeros de trabajo de esas poblaciones reciban esa sensibilización porque si no se hace mucha veces son los mismos compañeros de trabajo los que terminan haciendo que esta persona no dure en el trabajo. Hay que explicar que vienen de contextos distintos, de hacerlos aprender a ponerse en los zapatos del otro. Si no hago este tipo de trabajo interno en la empresa, probablemente no sea tan estable lo que yo haga por estas poblaciones vulnerables.

¿Y en las compras de materias primas, por ejemplo?

Hay que hacer ciertos ajustes al interior de las empresas que tienen que ver, por ejemplo, con que yo no les puedo pagar a 60 o 90 días a estas personas porque los quiebro. No tienen el capital para aguantar este tipo de esquemas y probablemente hay que hacer anticipos porque son contextos muy distintos a los normales.
 
Este tipo de ajustes son los que normalmente tratamos de trabajar con las empresas para que se vuelvan permanentes y sostenibles. Se conviertan en una política del negocio tener este tipo de oportunidades un poco diferenciadas, de lo que normalmente se hace.

¿Y las que lo hacen bien porqué lo hacen bien?

Porque le encontraron el beneficio al negocio, entonces se vuelve un tema permanente de estrategia de negocio. Sus departamentos de compra lo entienden como un tema de negocio. Deja de ser un tema que se trata en el departamento de responsabilidad social y pasa a un tema para tratar en las áreas del negocio.

¿En qué momento pasa de ser responsabilidad social a negocio?

Nosotros cada vez más entramos a la empresa por el área de compras y cada vez menos por el área de responsabilidad social porque se trata de que el negocio le encuentre el beneficio.

Cuando le encuentran el beneficio en el largo plazo, ese cambio de esquema a de pago más inmediato, es un cambio que incluso se tiende a ver temporal porque eso se hace mientras uno logra fortalecer al pequeño, hacer que entre en la dinámica de mercado normal y que pueda ir creciendo al ritmo que la empresa le va comprando e ir insertándose en las condiciones normales que se manejan en el mercado como eliminar intermediarios y poder adquirir materia prima que antes era importada.

Lo otro importante es que no les pedimos que cambien sus esquemas de aprovisionamiento sino que abran pequeñas ventanas de oportunidad diferenciadas, jalar a ciertas poblaciones al mercado y después de que estas poblaciones estén fortalecidas en el mercado, probablemente lo que hay que haces es abrir esas ventanas para otras poblaciones, traer otras poblaciones excluidas de dinámicas de crecimiento.
La clave del éxito está en que sean las áreas de negocios las que le encuentren el beneficio a esto.

¿Se pierde plata en Colombia por no saber aplicar estos temas de inclusión?

Siempre hay un campo muy amplio para que desde el sector privado seamos mucho más eficientes en el uso de los recursos de inversión social. En el sector privado necesitamos medir más lo que pasa con esa plata, ser capaces de calcular mejor los impactos que estamos logrando con ese dinero que invertimos en lo social, ser más pertinentes en lo que les llevamos a las comunidades, trabajar mejor en alianza, mejor entre nosotros mismos como privados.

Sí hay un campo de mejora grande para la inversión social privada en Colombia.


Pedro Vargas Núñez
Editor Portafolio.co

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