Cuando de moteles se trata en Colombia el tamaño de la ciudad no importa. Cali, la tercera urbe más poblada del país, es de lejos la que más concentra este tipo de establecimientos, con alrededor 5.565 registros ante la cámara de comercio de la capital vallecaucana.
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Por su parte, los barranquilleros tienen a su disposición 800 establecimientos que funcionan como moteles y se convierte de esta manera en la segunda ciudad con mayor oferta de este tipo en Colombia. Mientras que Bogotá cierra el podio con 681 sitios registrados para brindar privacidad y escape a las parejas.
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Esta oferta que, por obvias razones, se extiende por todo el país jalona un mercado del amor que se extiende hasta los 'sex-shop', lugares que cada vez son más comunes de encontrar en las calles, y genera oportunidades para sacarle provecho al sector.
Uno de los que ha decidido explotar este mercado en Colombia es el chileno Eugenio Saavedra, director de MotelNow, una aplicación que le facilita la vida a las parejas que quieren encontrar los detalles de la oferta motelera en Bogotá.
La aplicación cuenta con 50 moteles registrados en la capital y mensualmente la consultan alrededor de 20.000 personas, según cuenta Saavedra, quién además señala que extenderán el servicio en los próximos días a Medellín.
“Nosotros nos enfocamos en un público que le gustaría saber a priori qué es lo que se van a encontrar en el motel, es decir, las tarifas que les van a cobrar, qué es lo que incluyen y lo que tienen las habitaciones. Los usuarios también pueden leer experiencias sobre el lugar y calificar el sitio”, comenta Saavedra.
Pese a esto, en el país no hay cifras concretas de lo que puede mover el negocio motelero, pero su oferta es tan variada y diversa que se pueden encontrar habitaciones con precios desde $15.000 hasta los $500.000. El negocio también se ha tenido que adaptar a las dinámicas del mercado para innovar y estar a la vanguardia de los cambios culturales que trae consigo cada generación.
El motel Las Palmas, ubicado en Chapinero (Bogotá), uno de los sectores más reconocidos por la oferta de este tipo, no es ajeno a las mentes más abiertas y por eso tiene una amplia oferta de habitaciones temáticas que busca de alguna manera recrear las fantasías de quienes visitan el lugar.
“Para crear el concepto de las habitaciones nos inspiramos en países que visitamos. Hace poco que estuvimos en Italia creamos una habitación con el concepto de Pompeya, inspirada en los lupanares, que eran los prostíbulos de la época”, aseguró la administradora de Las Palmas, quien agregó que las habitaciones se están renovado en promedio cada seis meses.
“La última habitación que hicimos se llama urbana, que busca de alguna manera emular la fantasía que tienen algunas personas de tener relaciones en la calle. También, un poco antes del mundial hicimos una habitación llamada Rusia, aunque el tema no fue fútbol sino el país”, añadió.
La administradora también comenta que durante los fines de semana y como una estrategia para retener clientes, en Las Palmas se ofrece la terraza bar, donde las parejas tienen espacios privados mientras esperan la habitación. “Ofrecemos una cerveza, un coctel o un ‘shot’ erótico gratis para que quienes esperan pasen un rato agradable con buena música”, precisa.
UN MERCADO QUE SE MANTIENE VIGENTE
Frente a la posibilidad que tienen cada vez más parejas de estar solas en sus casas como un riesgo a los ingresos de los moteles, Eugenio Saavedra señala que en este caso el sector no se siente afectado, pues “lo que buscan los moteles es precisamente romper la rutina, ofrecer algo diferente”.
“Para nosotros no es una barrera el tema de los cambios culturales, todo lo contrario, ahora la gente está más abierta a hablar de moteles, a ir a ellos, a mirarlos de forma diferente, no como algo oculto o sucio”.
En eso concuerda la administradora de Las Palmas, quien además precisa que una de sus estrategias para captar nuevos clientes está en las redes sociales. “Nosotros además manejamos la tarjeta VIP para que los clientes tengan tarifas preferenciales todos los días. Muchos dirían que eso en un motel no aplica, pero a nosotros nos funciona muy bien, es sorprendente la cantidad de veces que vienen a la semana”, dice.
y agrega que este año se ha sentido que ha bajado la afluencia de clientes, pero la época más fuerte se vivió de 1995 al 2000. “Entendemos que por esa época había recesión económica y entonces ir a un motel no era la prioridad”, anota.