Corría el año de 1996 cuando Carlos Suarez decidió ‘colgar las bielas’ para dedicarse a su otra pasión: la confección de textiles.
Y que mejor que hacerlo en algo relacionado con el ciclismo, un deporte que practicaba desde adolescente hasta llegar al nivel de ser selección Colombia de pista, que conoce a la perfección sus necesidades: ergonomía, humedad, ventilación, transpiración y aerodinámica, entre otros aspectos.
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Entonces, con una experiencia de adolescente fabricando sudaderas para sus compañeros de colegio y de barrio, Suarez fundó su taller de confección de ropa para ciclismo y contrató a otras dos personas.
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“Me di cuenta que en el país hacía falta una propuesta de ropa de ciclismo pensada desde las necesidades del ciclista. Conocí un par de fábricas de ropa en Italia y cómo ya había estado en el mundo de la confección, también hice bluyinería, sabía que podía empezar a incursionar. Empecé a probar materias primas, procesos de estampación, telas, badanas o el pads", asegura Suarez.
Suarez comenta que su entrada al mercado de la ropa para ciclistas fue relativamente fácil ya que desde un comienzo fabricó con altos estándares de calidad y confort. En ese momento los validadores fueron los mismos ciclistas que pedían a sus patrocinadores y clubes que la ropa fuera de la marca ‘Suárez’, pero también comenzó a ofrecerla a las tiendas de ciclismo en todo el país.
El fundador y dueño de Suarez asegura que parte de su éxito radica en que sigue siendo ciclista recreativo y siempre está mirando lo que se necesita y con lo que se está innovando el mercado. Tiene un portafolio de telas y una relación comercial con fabricantes de todo el mundo que le envían lo que van produciendo y él, con su experiencia, va escogiendo y estudiando en qué parte de las prendas colocar cada trozo de tela: al frente, en la manga, la espalda, “si usted se equivoca en la construcción de una prenda el mercado se lo cobra".
Para ampliar el mercado, Suarez cuenta con ropa de diferente nivel, desde la línea de introducción para el ciclista recreativo hasta la profesional que usan los ciclistas de la selección Colombia, “llegamos a un producto tan afinado que un Nairo, Egan o Rigo se sienten tan confortables vistiendo Suarez como lo hacen con sus marcas de Europa que los patrocinan”, comenta con orgullo el fabricante.
Actualmente su fábrica cuenta con 180 empleados directos y produce unas 25.000 prendas mensuales, entre camisetas, pantalonetas, guantes, cachuchas, headwear y medias, de las cuales exporta de un 35% a 40%. Destaca que vende sus productos a Canadá, Estados Unidos, varios países de Centro América, Ecuador, Bolivia, Perú y Chile. Además, ya tiene sus dos primeras tiendas para venta directa, una en Medellín y otra en Bogotá.
Está convencido que el crecimiento de su negocio viene también del auge que ha tenido el ciclismo recreativo en el país en la última década, por lo que sus ventas en los últimos años han aumentado en promedio un 25% anual, especialmente con la llegada de la mujer al deporte hace unos siete años, lo que además le dio un vuelco a la confección porque hubo que pensar en la moda con nuevos estilos, diseños y colores, lo que también obligó al hombre a estar bien uniformado, confiesa.
Suarez admite que la ropa para ciclismo es costosa y manifiesta que eso se debe a la calidad de las telas y todos los materiales en general como cremalleras livianas e hilos de la mejor calidad para soportar el elasticidad de las prendas y la humedad.
“Actualmente fabricamos camisetas que pesan menos de 100 gramos y que en unos 15 minutos ya pueden estar secas, después de haber aguantado un periodo de lluvia”, afirma.
Como buen emprendedor, sabe que el éxito está en la diversificación, por esto comenzó a fabricar ropa para triatlón, para patinaje y ya está incursionando en prendas para atletismo, e incluso patrocina un evento de triatlón en San Francisco (Estados Unidos), ‘escape de Alcatraz’.
Pedro Miguel Vargas N.
Editor Portafolio.co