Los aportes de la industria petrolera van más allá del pago de impuestos y regalías.
El desarrollo de nuevas empresas, la modernización de proveedores y la generación de empleo han crecido de la mano con el aumento en la producción de crudo y gas.
Pese a que en algunos escenarios la discusión sobre las contribuciones del sector a la economía nacional se centra solo en los tributos que este debe pagar, hay una cadena de efectos positivos que la industria ha generado gracias a una política basada en el encadenamiento productivo que busca aumentar la sinergia entre las empresas petroleras y los proveedores de las regiones.
En otras palabras, el encadenamiento se puede resumir en una relación ‘gana-gana’.
Algunas voces, desconociendo la cadena productiva que hay en torno a la producción del petróleo y el gas, han propuesto aumentar los impuestos, sin tener en cuenta que este sector ya paga los gravámenes más altos que cualquier otro segmento de la economía. Sin embargo, el gran aporte de la industria en empleo, apoyo a emprendedores y la creación de más empresas en otros sectores no se mencionan.
Ahora que algunos hablan de una supuesta desindustrialización del país, es el momento oportuno para mostrar el jalonamiento que las firmas petroleras y de gas vienen dándoles a otros ramos productivos.
Gracias a la llegada de capitales extranjeros para invertir en la industria de hidrocarburos, la inversión extranjera directa en Colombia sigue creciendo, a pesar de que en otros países esté cayendo por cuenta de la incertidumbre que se vive frente a la economía mundial.
Pero ese dinero no se ha quedado solo en el sector petrolero, por el contrario, se ha expandido a otros segmentos, como el de la construcción de obras civiles, la compra de maquinaria, el transporte y hasta el comercio.
En el 2012, la industria contrató más de 39 billones de pesos con proveedores nacionales y locales, es decir, un 8 por ciento del PIB.
En otras palabras, se ha generado una política de fortalecimiento de los proveedores, que solo en el 2012 –además– permitió la creación de 143.000 empleos en las regiones.
Es claro que la industria petrolera viene impulsando varios sectores clave para la economía del país y, entre ellos, uno de los que más valor agregado genera es la educación. Atendiendo la necesidad de contar con proveedores nacionales de primer nivel y acreditados internacionalmente, las empresas petroleras han fomentado la capacitación de emprendedores para que desarrollen habilidades competitivas que les permita contratar, en principio, con la industria del crudo y después con otros ramos que requieran trabajos de primer nivel. La correlación entre el sector de bienes y servicios y la actividad petrolera y del gas natural debe entenderse como una ganancia mutua.
Por eso, si los proyectos de exploración y desarrollo de yacimientos aumentan, esa dinámica se reflejará en un incremento en las ventas que terceros hacen de insumos y servicios que las empresas demandan.
Para producir más de un millón de barriles de crudo y gas natural por día, fue necesaria una inversión cuantiosa que apalancó la contratación con más proveedores, mayores compras de maquinaria y equipos, así como la generación de miles de empleos.
Por todo ello, es que la herencia que el petróleo deja a Colombia y sus regiones no puede medirse solo en términos de las contribuciones vía impuestos y regalías, aun cuando sea el sector con más alto nivel de aportes fiscales en el país; el fortalecimiento de otros sectores y la generación de más empresas deben enfatizarse porque fortalecen la construcción de un futuro sostenible.
Alejandro Martínez V.
Presidente Ejecutivo de la ACP