En su edición del 17 y 18 de mayo, Portafolio le dedica una página completa a un artículo de Richard Branson, tal vez un gran ejecutivo y emprendedor, pero su nota ‘Cómo trazar la idea para tu empresa innovadora’, no solo es elemental, sino que insiste en algo que debería dejarse de promover en América Latina: que emprender es solo cosa de actitud y motivación.
Desde hace mucho tiempo se impulsa, motiva y apoya bastante esta actividad, se llega a asumir que es la solución a todos los problemas del país. Y como resultado, la tasa de emprendimiento es muy elevada, pero la supervivencia de estas nuevas organizaciones es muy baja, no habiendo crecimiento de la productividad ni generación de empleo.
En promedio, de cada diez emprendimientos, viables y con buenos planes de negocio en su inicio, cinco desaparecen durante el primer año y otros tres lo hacen antes en el tercer periodo. Es decir, el nivel de supervivencia de los emprendimientos, apenas alcanza el 20 por ciento.
Por eso, hay que romper con el mentado ‘si quieres, puedes’, que se escucha en charlas, conferencias y seminarios; que todo consiste en tener una actitud mental positiva, cosa importante, pero hay muchos factores socioculturales que impiden a veces lograrlo.
No podemos pensar que un malabarista en un semáforo es un emprendedor que, con esfuerzo y perseverancia, vaya a crear un circo o compañía de teatro. ¡Hay que olvidarse de esas historias de emprendedores visionarios, que trabajando desde el garaje de sus casas y creando productos destinados a cambiar el mundo logran la fama y la fortuna. Esa idealización del emprendedor está alejada de la verdad.
Se ha llegado a decir que todos pueden ser emprendedores, creando empresas. Pareciera ser que solo se necesitaría trabajo duro, ser persistente, perseverante, pasión, un poco de liderazgo, de imaginación y saber vender para emprender.
El emprender no es únicamente tener ideas y fundar una empresa, es más complejo que eso, y son muchos los factores y elementos involucrados. Entre ellos, a mi juicio, hay tres que resultan fundamentales para comenzar bien y adecuadamente un proceso emprendedor y que pueden ser el origen de muchas frustraciones, reveses y errores: el no saber diferenciar ideas de oportunidades, carecer de un modelo de negocio y no utilizar las herramientas del marketing.
Además, las empresas también quieren y necesitan personas eficientes, creativas, innovadoras y comprometidas. No todos pueden ser emprendedores fundadores se empresas. Hay gente muy inteligente, trabajadora, creativa, innovadora y ambiciosa, pero que está hecha para sobresalir y tener éxito en de una estructura ya formada.
Por último, ¿se puede enseñar a alguien ser emprendedor? Probablemente no, ya que se requiere de una actitud y motivación especial y eso no se puede enseñar. Lo que se puede hacer es equipar de mejor forma a los que quieren ser emprendedores, dotándolos de herramientas que faciliten su emprendimiento, ya sea para fundar empresas sostenibles e innovadoras o emprendedores internos que aporten a las organizaciones establecidas.
Alejandro Schnarch
Consultor