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SÁBADO, 09 DE DICIEMBRE DE 2023

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Gonzalo Gallo González

El reto de ser honestos

Estas son parábolas para despertar consciencias dormidas.

Gonzalo Gallo González
POR:
Gonzalo Gallo González

Casi todos los sabios se han servido de metáforas o parábolas para despertar consciencias dormidas. Las historias pueden moverte a hacer buenos cambios:
1 Había una vez un rey que, hace varios siglos, gobernaba con amor, y muchos lo amaban. No obstante, algunos lo detestaban porque no podían hacer con él negocios sucios y tener más dinero.

Fue así como decidieron matar a su mejor consejero y acusarlo de qué el rey era el asesino. Dos servidores del palacio declararon en su contra, el rey fue apresado y su hijo quedó de monarca. El rey creía en Dios y, en lugar de llenarse de odio, aceptó su duro destino sin querer vengarse. Estuvo preso tres años, ya era anciano, murió en su calabozo y fue enterrado.

A uno de los falsos testigos le mataron a su única hija por una deuda que no quería pagar. Se arrepintió, contó la verdad, y con su colega y el hijo que era rey, fueron a prisión hasta su muerte.

2 Había una vez una mujer deshonesta que robaba cada día un pollo a sus vecinos.

- Es malo robar -le advirtió alguien-.

- Voy a enmendarme. Robaré un pollo al mes, desde ahora; y ninguno desde el próximo año.

La verdad es que la llevaron a la prisión, a los tres meses de su falso arrepentimiento. Nota. Si sabes que tu actuar hace daño, ¿por qué esperar y no cambiar de inmediato?

3 Un hombre perdió su hacha y sospechó del hijo de su vecino. Observó la manera de caminar del muchacho. Se dijo: exactamente como un ladrón.

Observó la expresión del joven, idéntica a la de un ladrón. Observó su forma de hablar, igual a la de un ladrón. En fin, por todos sus gestos y actos era el culpable. Días más tarde, encontró su hacha. Ya veía al hijo de su vecino, y sus gestos y acciones no eran de un ladrón.

Historias chinas:
1 Había una vez un hombre ambicioso en el Reino de Qi que tenía sed de oro. Una mañana se vistió con elegancia y se fue a la plaza. Entró a una joyería, se apoderó de una pieza y se escabulló. Un oficial estaba cerca, lo aprehendió y le preguntó:

- ¿Por qué usted robó el oro en presencia de tanta gente?

- Lo que pasó es que cuando tomé el oro, no vi a nadie. No vi más que el oro.

2 En el Reino de Chu vivía un hombre que vendía lanzas y escudos y se jactaba así:
- Mis escudos son tan sólidos, -se jactaba-, que nada puede traspasarlos. Mis lanzas son tan agudas que penetran todo.

- ¿Qué pasa si una de sus lanzas choca con uno de sus escudos? -preguntó un sabio-.
El hombre quedó mudo y se fue a engañar a otra parte.

Gonzalo Gallo G.
Escritor y conferencista.

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