LUNES, 04 DE DICIEMBRE DE 2023

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La era de la transmisión

Es clave definir un esquema de licenciamiento diferenciado, en función de los impactos positivos de los proyectos de la transición energética.

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Hoy, la electricidad juega un papel esencial en el desarrollo de los países y en la vida diaria de las personas, lo que sumado a la tendencia global de cuidar el planeta, plantea complejos desafíos al sector eléctrico. El reto para los gobiernos del mundo es aumentar la oferta eléctrica de manera sostenible: a través de energías limpias.

Según la Comisión de Integración Energética Regional (CIER), en Suramérica, la energía eólica representa el 9% del total generado y la solar el 2,8%, con un aumento pospandemia del 47%.

Sin embargo, en Colombia la energía solar no supera el 0,4% y la eólica llega al 0,1%.

La Agencia Internacional de Energías Renovables reveló que en los últimos 10 años la capacidad de generación de energía ‘limpia’ del país, aumentó 33%, frente al 64% que creció la región suramericana y el 115% que subió el registro mundial. Contrasta incluso con países cercanos como Ecuador, con 126% y Perú, con 70%.

En el mundo es común que las zonas más adecuadas para generar energía limpia se ubiquen lejos de los centros de consumo, lo que exige nuevos proyectos para transportarla.

En general, las energías renovables se generan en pequeñas cantidades, dispersas y lejanas, cuando se comparan con los proyectos hidráulicos tradicionales, lo que obliga a grandes y urgentes inversiones en una red que llegue donde está la demanda.

Este desafío lo comparte desde su propósito el Grupo Energía Bogotá y lo llevó a crear hace un año a Enlaza, su filial de transmisión en Colombia.

Empresa que ya marcó un hito en su proyecto Colectora, que cerró 235 consultas previas con las comunidades étnicas de La Guajira y el Cesar, para incorporar al Sistema Interconectado Nacional 1.050 megavatios limpios del Caribe colombiano, equivalentes a cerca del 10% de la demanda de energía eléctrica del país.

La Unidad de Planeación Minero Energética (Upme) entendió la urgencia de aumentar esa oferta disponible de energía eléctrica y pasó de 10 convocatorias en la primera década de este siglo, para la construcción de nuevas líneas (1.700 kms); a 40 (4.200 kms), en la segunda. El desafío ahora está en disminuir los tiempos asociados al desarrollo de estos proyectos, con una normatividad predial, social y ambiental responsable, pero ágil y ajustada a la realidad. De los últimos 13 proyectos de expansión adjudicados, 11 solicitaron más tiempo para entrar en operación (85%).

En ese sentido, es clave definir un esquema de licenciamiento diferenciado, en función de los impactos positivos de los proyectos de la transición energética.

En otras palabras, es necesario que en la evaluación ambiental de estos proyectos se incorpore el impacto que tiene no hacerlos, ya que casi siempre los sobrecostos por restricciones y el efecto ambiental de generar con fuentes térmicas son mayores que los impactos mínimos y puntuales que trae su construcción.

Fredy Zuleta Dávila
Gerente General de Enlaza - GEB.

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