JUEVES, 30 DE NOVIEMBRE DE 2023

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Jorge Restrepo

Sin pasaporte para un sueño

La ineficiencia de una asignación selectiva la sufrirán miles de colombianos que se quedarán sin un pasaporte para ir a buscar su sueño.

Jorge Restrepo
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Jorge Restrepo

La Cancillería declaró desierta la licitación para imprimir pasaportes, “cumpliendo la política de transparencia y pluralidad del Gobierno en materia contractual”. El presidente escribió: “no permitiré licitaciones dirigidas a un proponente. O compiten o compiten”. Y ordenó que “las licitaciones con un proponente se declaran desiertas y se inicia de nuevo el proceso quitando las fallas que impiden la competencia. En este Gobierno no se permite la corrupción”.

Es un error argumentar que con un solo proponente en un contrato, un concurso público o una licitación, no hay competencia. También es errado argumentar que con muchos proponentes hay más competencia; cualquiera que sepa de fútbol lo sabe: en un torneo, ni el resultado ni el grado de competencia depende del número de equipos.

En los contratos, como en el fútbol, la competencia depende, principalmente, de la concurrencia: de la ausencia de obstáculos para entrar a competir. La sola posibilidad de que alguien más se quede con el contrato que uno busca es suficiente para modificar el comportamiento y bajar precios. Cuando hay un equipo con mejores jugadores por fuera del torneo, siempre habrá quien busque impedir que entre.

Concurrencia hay en las subastas: por eso hoy la Sociedad de Activos Especiales vende un Ferrari incautado a un mafioso. Basta con que la invitación sea pública y haya una oferta para que la venta ocurra bajo competencia; seguro no “declararán desierta” la subasta si se presenta un solo postor. Igual pasa en los contratos de iniciativa privada: una empresa diseña y plantea el negocio al Estado y se abre después a competencia, para ver si otra empresa hace lo mismo pero más barato.

En las licitaciones y contratos de compra o suministro, el número de proponentes lo determina quien define las capacidades y condiciones requeridas. Ahí está el secreto para aumentar la competencia. Y ese también es el truco para seleccionar a dedo excluyendo “caprichosamente” a una empresa.

Por eso está bien que la licitación para los pasaportes haya invitado a quienes tienen la capacidad para imprimirlos y entregarlos a tiempo, en los puntos de demanda, con las características de seguridad que nos permiten entrar a otros países.

Lo que no está bien es que esas condiciones se cambien ahora para dirigir la licitación a otro postor, que antes no compitió o para excluir a quien ya ganó la licitación.

Eso sí que sería corrupción. Una licitación con competencia también requiere pliegos que aumenten la concurrencia, lo que requiere experiencia de gobierno, conocimiento, diligencia y planeación.

Y empresas con capacidades para competir, lo que toma tiempo, requiere inversión y políticas bien pensadas que fomenten el desarrollo empresarial y tecnológico, permitan la importación de tecnología y respeten las reglas de juego.

La ineficiencia de una asignación selectiva y sin competencia la sufrirán miles de colombianos que se quedarán sin un pasaporte para ir a buscar su sueño, como ya lo han hecho los cientos de miles que se han ido para no volver.

JORGE RESTREPO
​Profesor de economía de la Universidad Javeriana

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