JUEVES, 30 DE NOVIEMBRE DE 2023

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Andrés Barreto

Una tarde en Nueva York

El mundo se cansó de escuchar su retahíla en contra del petróleo, de hablar del problema mundial de drogas con una trasnochada perorata.

Andrés Barreto
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Andrés Barreto

Tienen razón los que dicen que en la Asamblea General de las Naciones Unidas casi nadie presta atención a los discursos de los mandatarios asistentes a este evento.

Salvo que se trate de aquellos jefes de Estado que tienen incidencia en las políticas de la propia organización, los miembros del Consejo de Seguridad, o los líderes de Estados como Israel, en esta ocasión Ucrania, o para el caso de América Latina el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, nadie se detiene a escuchar las decenas de discursos pronunciados.

No dudo que sea el sueño de todo líder pararse ante el plenario y lograr, en quince minutos, tratar de dar líneas, contar temas internos de sus Estados, o procurar influir -ojalá positivamente- en asuntos globales.

Desafortunadamente, así como el rol de las Naciones Unidas ha ido cayendo en el ostracismo de la burocracia internacional y la falta de soluciones o resultados ante las crisis y problemas globales, los discursos en la Asamblea General son cada vez menos relevantes, y se convierten en un discurso para el ámbito interno, pronunciado desde un escenario externo.

En nuestra era los discursos terminan siendo insumo para la comidilla interna, sin embargo, es entristecedor que los jefes de Estado no se preparen para, por lo menos, tratar de dejar bien parado a su país con un mensaje que articule temas globales e internos, y den mensajes responsables o por lo menos, alentadores aunque sus países estén divididos.

Más allá del bochornoso episodio del caos en el plenario y la total desatención y desinterés por el discurso de Gustavo Petro, lo que quedó en evidencia es que el discurso fogoso del otrora político parroquial no trasciende las fronteras internacionales.

El mundo se cansó de escuchar su retahíla en contra del petróleo, de hablar del problema mundial de drogas con una trasnochada perorata basada en responsabilidad, y de un ambientalismo que ya se sabe que es sólo discursivo e hipócrita, y que no cuenta con ninguna política real ni sería, pues de seguridad, turismo, industria y agro poco o nada se ha visto.

Como la terquedad es la impronta interna e internacional del gobierno, además del episodio del discurso que hoy sería periódico de ayer, el viaje a Estados Unidos estuvo como siempre rodeado de misterio, mentiras, desapariciones y ‘agenda privada’, incluida una caminata por ‘Taim Escuer’ (Times Square) y un posible paseo familiar a Disney, lo que, si fuera en sus vacaciones y con sus recursos, no tendría reproche alguno, pues de su coherencia ideológica es mejor no hablar.

Ya es paisaje que su mensaje es criticar el capitalismo para sus bases y vivir deslumbrado por la ropa de marca, los zapatos de cocodrilo y los paseos al primer mundo.

ANDRÉS BARRETO GONZÁLEZ
Director General De la Espriella Lawyers
andresbarretog@gmail.com

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