DOMINGO, 10 DE DICIEMBRE DE 2023

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Andrés Espinosa Fenwarth

¿Qué quieren los indígenas del Cauca?

El país nacional no sabe, y el país político no quiere reconocer, que las comunidades indígenas son propietarias de grandes extensiones.

Andrés Espinosa Fenwarth
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Andrés Espinosa Fenwarth

Desde el pasado primero de agosto, las comunidades indígenas del pueblo Nasa, que representa el 70% de la población étnica del Departamento del Cauca, invadieron predios ajenos y hostigaron a los trabajadores del campo. Estos atropellos son parte de un ‘plan de vida’, que denominan en un comunicado del pasado 5 de agosto, ‘liberación de la Madre Tierra’. Numerosos videos muestran el comportamiento violento de los invasores, orquestado con palos y tatucos en los municipios de Corinto, Padilla, Caloto y Miranda, ubicados al norte de la bota caucana.

Las comunidades indígenas sostienen que ‘merecen más tierra’, mientras que los corteros de las fincas azucareras de la región se oponen con razón a la invasión de tierras y la destrucción de la fuente de sustento de su entorno económico y sus familias.

El país nacional no sabe, y el país político no quiere reconocer, que las comunidades indígenas son propietarias de grandes extensiones de tierra en la región. De acuerdo con el Observatorio de Tierras Rurales de la Agencia Nacional de Tierras (ANT), las comunidades indígenas tienen tituladas 1,3 millones de hectáreas, por medio de un centenar de resguardos, equivalentes a cerca de la mitad de la extensión del Cauca, que asciende a 3 millones de hectáreas.

Las tierras de los resguardos indígenas, acorde con al artículo 63 de la Constitución, son inalienables, imprescriptibles e inembargables. Por su naturaleza, no pagan impuesto predial ni contribuyen con gravámenes al fisco. Todo lo contrario, conforme a las funciones establecidas en el artículo 330 de la Carta Magna, estas comunidades se encuentran diseñadas para ‘recibir y distribuir’ recursos del Estado, pero no para producirlos, como en efecto ocurre.

Según el Censo Agropecuario 2014 del Dane, el Cauca tiene 1.251.000 hectáreas de uso agropecuario; las comunidades indígenas tienen 251.861 hectáreas orientadas a la agricultura de autoconsumo. Para las comunidades indígenas, los plantaciones de coca y marihuana son la esencia de su economía nativa, especialmente desde que las antigua guerrilla de las Farc las embarcaron en estos cultivos ilícitos. De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), las comunidades indígenas del Cauca tienen sembradas 19.500 hectáreas de coca, aproximadamente el 8% del total agrícola, zona geográfica donde fabrican 240 toneladas anuales de cocaína, equivalentes al 25% del total del alcaloide producido por Colombia.

El Sistema Integrado de Información y Monitoreo de Antinarcóticos (Siima) informa que Cauca tiene 347 hectáreas de cultivos de marihuana tipo ‘creepy’, alucinógena, sembradíos que los pobladores llaman ‘pesebres’ por sus incontables luces e improvisados invernaderos colgados de las majestuosas montañas del macizo del Cauca, con un potencial de producción de 1.398 toneladas anuales, la más importante del país. Nos preguntamos, entonces, ¿para qué quieren más tierra las comunidades indígenas?

Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP
andresespinosa@inver10.co

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