El Brexit significa la primera gran fractura del proceso comunitario europeo, y ha generado gran tensión política en el Reino Unido, con la caída de los gobiernos de David Cameron y Theresa May, además de tres elecciones generales. Pero pueden haber quedado sembradas las semillas de la desintegración del Reino Unido.
La holgada victoria del partido conservador del premier Boris Johnson con 80 escaños de mayoría permitió la aprobación del texto acordado con la Unión Europea, obtener la ratificación de la Reina y la subsecuente aprobación del Parlamento Europeo, para que el 31 de Enero, nuevo plazo solicitado por Johnson, se haya protocolizado el Brexit.
Como ha mostrado el documental ‘Nada es privado’ de Netflix, procesando los perfiles que Facebook vendió a Cambridge Analityca bombardearon con mensajes a los segmentos indecisos, hasta lograr en junio de 2016 el resultado inesperado a favor del Brexit: los ciudadanos de mayor edad, residentes en zonas rurales, con menor nivel educativo, que solo hablan inglés y han viajado menos votaron a favor del Brexit, en tanto que los mas jóvenes, habitantes de ciudades, bilingües y que han viajado, votaron por permanecer en la Unión Europea.
El amplio margen de ventaja para la propuesta de Johnson en la última votación se obtuvo en circunscripciones tradicionalmente laboristas en la región central y norte de Inglaterra, que son mas pobres, han perdido sus industrias tradicionales y temen por sus empleos ante la competencia de inmigrantes; además se sienten marginados por la globalización y afectados por las políticas de austeridad.
Estas regiones han apoyado a Johnson por su promesa de mayor prosperidad, en una situación comparable a la que ocurrió en el ‘cinturón de óxido’ de los estados del nordeste de Estados Unidos donde las industrias metalmecánica y automotriz han sido gravemente afectadas. Allí tradicionalmente votaban a favor del Partido Demócrata pero en la última elección lo hicieron favor de Trump, por la promesa de hacer a Estados Unidos “grande de nuevo”.
La posición del Partido Laborista sobre el Brexit era ambigua y su líder Jeremy Corbyn hizo propuestas demasiado radicales, al punto que por primera vez en su vida muchos laboristas votaron a favor de los conservadores en circunscripciones donde desde 1930 no se había elegido a un conservador.
El asunto de la frontera entre la República de Irlanda (miembro pleno de la Unión Europea) e Irlanda del Norte (perteneciente al Reino Unido) ha sido el punto de mayor discordia en las negociaciones.
Tras una sangrienta guerra civil se llegó al Acuerdo del Viernes Santo de 1998, que eliminó las aduanas y controles migratorios, Johnson proponía restablecer los controles aduanero y migratorio para reducir el contrabando, pero ello significaría un severo retroceso histórico. Entonces se decidió mantener la apertura entre las dos Irlandas y un control externo en el mar para evitar el contrabando.
En el periodo de transición de 2020, los ciudadanos europeos no necesitarán visa para visitar Europa, pero a partir de 2021 deberán solicitar una exención de visa válida por varios años. Entre tanto sigue el proceso de migración de bancos desde la City londinense hacia plazas continentales como Frankfurt y París, lo mismo que la reubicación de empresas temerosas de perder el acceso futuro al mercado comunitario.
El otro tema sensitivo es lo que ocurrirá con Escocia, pues aunque en el pasado referéndum por la independencia se impuso la permanencia en el Reino Unido, en las votaciones sobre el Brexit la mayoría votó a favor de permanecer en Europa.
Al imponerse la mayoría del Reino por la salida y habiéndose formalizado el retiro, la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, ha solicitado al premier Johnson la convocatoria de un nuevo referéndum para la salida de Escocia del Reino, a lo cual Johnson se ha opuesto vehementemente argumentando que “un referéndum solo se hace una vez en una generación y bajo mi mandato no se convocará un nuevo referéndum”.
La opinión mayoritaria en Escocia es que definida la salida del Reino Unido de Europa, Escocia tratará de permanecer y resulta paradójico que en 2014 cuando el 55% votó a favor de mantenerse en el Reino Unido, el argumento de Londres fue que la Unión Europea nunca permitiría el ingreso de una región de modo independiente.
Tras múltiples y sangrientas guerras Europa perdió millones de ciudadanos y se crearon las Comunidades Económicas del Carbón y del acero (CECA); y durante medio siglo se avanzó hacia la Unión migratoria y monetaria, en el mas exitoso proceso histórico de integración.
El resultado indudable es que Europa ha construido en paz un espacio social y económico con un alto componente de solidaridad de las regiones mas desarrolladas con las mas pobres. Los eurófobos critican el carácter poco democrático del proceso y otros como Piketty cuestionan el diseño de la Unión Monetaria que unificó la moneda pero dejó libertad de endeudamiento a cada uno de los países, pero los logros del proceso comunitario son indudables.
Si la decisión sobre la salida ha sido difícil, no lo será menos la concreción de ese proceso y la negociación de los nuevos acuerdos bilaterales del Reino Unido con cada uno de los países, en un año con elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Ahora comenzarán difíciles negociaciones para implementar el retiro, las cuales deben terminar el 31 de diciembre, plazo considerado insuficiente por parte de los negociadores europeos.
Beethoven Herrera Valencia
Profesor, univesidades Nacional y Exterrnado. *Colaboración Lina Contreras y John Stephenson